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¿ Es el autoempleo el protagonista del mercado laboral de la sociedad digital ?

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Desde hace años convivimos con el mantra de que la única solución para mantenernos en el mercado laboral será el autoempleo. Es algo que se dice en términos generales y también en términos individuales. Me refiero a que tanto sirve para explicar el nuevo mercado laboral digital (“Que es así”) como para explicarle a una persona que o lo hace así, se autoemplea, o no trabajará (Muchas situaciones de este tipo me han transmitido mis clientes).

El caso es que ese mantra está poco fundamentado. Cuando menos, eso creo yo. Y, obviamente, todas las derivadas del mismo carecen de fundamento.

En mi opinión el autoempleo es una excelente opción siempre que sea oportuno. Y cuando lo es deberíamos, cuando menos, valorarlo. Por cierto, cada vez hay mejores herramientas para ofrecer servicios en el entorno digital. Incluso Linkedin se anima a poner en marcha nuevas opciones en este sentido. Pero en ningún caso es la solución al desempleo, ni al de las personas individualmente ni al desempleo en su conjunto.

Y, además de ser mi opinión, es bastante fácil de constatar. De hecho siempre que he debatido sobre este punto, tanto en la red como en distintos foros, aún no me he encontrado con nadie que me rebata con números que el mercado laboral de la sociedad digital se caracteriza por el empleo autónomo. En todos esos debates solo algún estudio que otro, la mayor parte de las veces interesado, muestra datos que podrían tomarse en consideración. Digo podrían tomarse en consideración, pero cuesta hacerlo.

Más allá de estos datos no hay nada. Y no lo hay porque, como decía al principio, el mantra no es cierto. Cuando menos por ahora.

Del desempleo masivo como el que hemos sufrido en estos años atrás, se está saliendo con contratos por cuenta ajena. Es más, a mayor desempleo, más protagonismo del autoempleo. Por ejemplo, en Europa el país con más personas autoempleadas es Grecia (34% en datos de la OCDE). Justo el país con la más alta tasa de desempleo.

En el caso de Estados Unidos, en principio la gran economía mundial (aunque creo que China ha ocupado ya ese puesto) y la protagonista de la economía digital, han salido del desempleo provocado por la crisis con menos personas autoempleadas que antes. La gig economy tenía en junio del pasado año 10 millones de trabajadores por cuenta propia. Menos que en 2005.

Y si hablamos de los últimos años, el bajón ha sido significativo. En junio de 2014 en USA había 15 millones de personas trabajando por cuenta propia. En junio de 2018, como decía, 5 millones menos.

Es lo mismo que ha sucedido en España. A medida que hemos ido generando oportunidades, el autoempleo ha ido ocupando su lugar. Y en nuestro caso eso no significa que baje. Al contrario, aumenta. Pero, claro, va significando un porcentaje menor en la medida que suben las oportunidades de empleo por cuenta ajena, en la medida que generamos empleo.

Nota: todos son datos de afiliación media mensual, concretamente de diciembre.

Y así sucede en la mayor parte de los países con bajo desempleo. En la medida en que se genera empleo el porcentaje de personas autoempleadas tiende a disminuir o a estabilizarse sobre el total.

Self-employment rateTotal, % of employment, 2017 or latest availableSource: Labour Force Statistics: Summary tables. OCDE.

Nadie puede afirmar que en el futuro esto pueda cambiar. Bueno, igual hay quien sí puede. Yo no me atrevo a hacer muchas afirmaciones sobre el futuro. Pero, por ahora, el autoempleo se comporta como venía haciéndolo en el pasado reciente. Sin muchos cambios. Recuérdenlo cuando les digan que la solución a su desempleo pasa por autoemplearse. Recuérdenlo cuando escuchen a alguien afirmar con rotundidad que el actual mercado laboral está protagonizado por freelance. Y, sobre todo, recuérdenlo cuando oigan a alguien decir que al fin somos libres y podemos ser nuestros propios jefes.

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Entrevista: Hablando sobre educación, formación y orientación laboral

Ya hace años que realizo actividades de orientación laboral en centros educativos. Habitualmente actividades expositivas y talleres. También alguna que otra mesa redonda y debates. Los centros de educación secundaria o proyectos de formación para el empleo son los lugares a los que suelo acudir, pero es cierto que lo más habitual son los centros de FP. Centros que (aún no deja de sorprenderme) en muchos casos cuentan con cientos de profesores y en torno a mil alumnos.

Todas estas actividades constituyen una de las más satisfactorias facetas de mi trabajo. Mantenerme en contacto con las aulas es realmente motivador y refrescante. Soy pedagogo y en entornos educativos me encuentro como pez en el agua. Poder conversar con las nuevas generaciones, conocer el trabajo del profesorado y de quienes gestionan los centros, ver de primera mano como se desarrollan nuevas propuestas como la Formación Dual, comprobar el compromiso y el empeño del profesorado, de equipos enteros de profesionales de la enseñanaza es, todo ello, un lujo que nunca había pensado disfrutar.

El Faro de Vigo, la prensa local de mi ciudad, se interesó por todo esto que hacemos tratando de acercar el empleo y, en general, el mercado laboral, al ámbito de la educación y la formación. Lo hizo Selina Otero, responsable del suplemento educativo O Faro da Escola que se edita en una versión en papel y otra en digital. Esta segunda es la que yo quería traer aquí. En ella comento algunas cuestiones sobre lo que hablamos en los centros y sobre el papel de la orientación laboral.

Miedo y búsqueda empleo

En el tema Todos contra el cielo de su último y fantástico disco Nacho Vegas dice “El miedo es ya nuestra sensación más transversal”. Y no le falta razón. El miedo ha conseguido instaurarse en y entre nosotros. El miedo condiciona (lo atenaza realmente) nuestro comportamiento y sirve de justificación a múltiples desmanes que consentimos sin el más mínimo cuestionamiento. Pero, ¿ Qué sucede con el miedo en el mercado laboral ? ¿ Está presente ? ¿ Nos condiciona ?

Yo creo que si. En mi experiencia el miedo tiene una presencia total en la vida de las personas y condiciona sus decisiones de forma evidente. Es más, creo que es el factor que más influye en la toma de decisiones de futuro profesional.

Como sabemos, el miedo tiene un objetivo fundamental para nosotros: nuestra supervivencia. En nuestra vida, en el trabajo, nos da la necesaria dosis de prudencia. No tener miedo no es nada aconsejable. De hecho es imposible no tener miedo o, cuando menos, es imposible anular los mecanismos que nos mantienen alerta. Pero cuando el miedo supera esos límites, cuando es permanente, cuando resulta atenazante o incluso paralizante, nos encontramos con un problema.

El miedo al trabajo en si mismo se llama Ergofobia y puede llegar a causar muchos problemas a quienes no son capaces de superarla. A mayores de la fobia general podemos encontrar muchos tipos de miedo. Pilar Jericó habla de cinco tipos de miedo en el trabajo con uno que los incluye a todos: el miedo al cambio. Porque eso es la consecuencia primera del miedo, nos impide hacer cosas que no sean protegernos (correr, luchar, quedarse paralizado…). Es instintivo.

Además del miedo general al trabajo, el miedo a determinadas situaciones, al fracaso o al rechazo, existen miedos específicos a cada situación laboral. Efectivamente podemos sentir el miedo al trabajo en si mismo. Pero también sentimos el miedo al desempleo, el miedo a la búsqueda de empleo o el miedo a no encontrarlo. A ese miedo, al que refiere a perder el trabajo y a no encontrar otro es al que querría referirme hoy.

En mi día a día es el que más me encuentro. Es más, me lo encuentro de forma casi permanente. Las personas enfrentan su futuro profesional desde esa premisa básica, desde el miedo a no encontrar opciones que nos permitan pagar nuestro sustento y el de quienes dependen de él. Y, como decía antes, creo que este miedo cumple una función básica de mucha utilidad. Pero también puede convertirse en algo atenazante y casi patológico.

¿ Cómo lograr que este miedo no condicione de forma determinante todas mis decisiones en los procesos de búsqueda de empleo ?

No soy psicólogo y no puedo tratar el tema desde una perspectiva terapéutica. En caso de que la situación tenga ese carácter patológico, la respuesta debe ser la terapia. La terapia cognitivo conductual parece la forma más eficaz de vencer un problema de miedo de los que no puedo superar. ¿ Como detectar esto ? Acudiendo a un / una profesional que nos diga si realmente estamos ante una situación patológica o no. En cualquier caso, síntomas como una ansiedad incontrolable (el origen de la ansiedad es el miedo) debería ser suficiente para solicitar un diagnóstico.

Pero si no hablamos de un problema patológico sino de un condicionante, de algo que si podría controlar, podemos mencionar algunas formas de hacerlo.

1.  Asumir la responsabiliad de nuestro desarrollo profesional.

No sé por qué (o puede que si, pero me daría para otro artículo) las personas tendemos a no coger las riendas de nuestro futuro profesional. En general solo buscamos empleo cuando perdemos el puesto de trabajo. Es más, solo pensamos en nuestro desarrollo profesional y en el futuro a medio plazo cuando vemos nuestro empleo peligrar de forma seria. Es la situación la que nos hace reaccionar y actuar. Y mientras eso no se produce, no hacemos nada.

2. Asumir que nuestro sistema de alerta está siempre funcionando y eso no es malo.

El miedo a las situaciones desconocidas o novedosas es normal y no podemos no tenerlo. Es preciso reconocerlo y aceptarlo.

Es preciso hacer consciente nuestro miedo y reconocer que viene de situaciones pasadas. Son almacenados en el tiempo y responden a situaciones del pasado que hemos ido guardando como amenzas a nuestra superviviencia.

Es posible que hayamos estado antes en desempleo. Y si no es así conocemos experiencias en este sentido. Lo normal es que nos dé cierto miedo.

3. Convencernos de que los miedos se vencen.

Seguro que tenemos un buen montón de experiencias de miedos que hemos vencido. Podemos enfrentar los miedos. Puede que ya hayamos estado en desempleo o que conozcamos a personas que han pasado por esa situación. De la misma forma seguro que hemos superado situaciones similares o hemos visto cómo otras personas lo han hecho.

4.  Actuar.

Probablemente lo hagamos con cierta inseguridad, con nerviosismo o dudas. Pero actuar es lo que nos permitirá comprobar que “no pasa nada”, que puedo gestionar la situación. Y nos permitirá ganar en seguridad. Además, en esta vida podremos arrepentirnos de haber hecho algunas cosas pero es más que probable que nos arrepintamos de lo que no hemos hecho.

Yo estoy convencido, como la micropoetisa Ajo, de que “no hay peligro suficiente para tanto miedo como tenemos”.

Imagen de Anita Hart bajo licencia Creative Commons.