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Evaluación de la Garantía Juvenil

Youth Employment Initiative

Youth Employment Initiative

 

En enero de 2014 escribí por primera vez sobre la Garantía Juvenil. En ese momento era un proyecto, una propuesta que España haría a una Europa que le instaba a hacerla. Allí decía:

“La propuesta de Garantía Juvenil si me parece importante, valiente y ambiciosa, con medidas de calado. Una apuesta vital para enfrentar una de las grandes batallas en la guerra contra el desempleo, la del desempleo juvenil.” [···] Nos encontramos ante una propuesta ambiciosa y necesaria en sus términos pero a la que le faltan explicaciones y recursos para resultar creíble. En cualquier caso ojalá tenga resultados, ojalá que con estos mimbres obtengamos resultados reales. Porque lo realmente importante es que en la UE les parezca apropiado, que consideren que estas medidas serán útiles y conseguirán los objetivos que nos plantean: que podamos ofertar a todas las personas jóvenes una experiencia profesional o formativa en el plazo de 4 meses.”

Pues bien, casi cuatro años después no creo que pueda decir que lo que buscábamos con la Garantía Juvenil se haya cumplido. Los resultados no son tan malos como se podría suponer pero tampoco tan buenos como cabría desear.

Este año los programas empiezan a operativizarse de manera generalizada. Hasta ahora no he visto que se entreviste a las personas que se han anotado y se les propongan ofertas de empleo o de formación acordes a sus intereses y posibilidades en el plazo establecido de cuatro meses.

La Garantía Juvenil en España creó una base de datos específica (un error, creo yo, cuando menos de la forma en que se hizo) que lleva cuatro años llenando con personas de las que sabemos muy poco. Una vez que se apuntan en ningún caso se cumple (hay excepciones) la primera medida propuesta en el proyecto: la entrevista individual. Así que tras estos casi cuatro años hemos conseguido llenar una base de datos con 800.000 personas a las que no conocemos. Las medidas reales puestas en marcha han sido muy pocas.

Por eso, y por otros factores, los resultados que muestra el primer documento que evalúa / valora con cierta perspectiva lo realizado en el marco de la iniciativa europea de Garantía Juvenil parecen mejorables.

Es un muy completo documento (al que he llegado gracias a @TrabajarEuropa) en el que no solo se evalúa lo realizado y se dan recomendaciones. También tratan de mostrar y recalcar cuál es el sentido real y los objetivos de la iniciativa:

El sentido de la Garantía Juvenil

Lo que busca la Garantía Juvenil

La evaluación, que abarca seis países, se ha encontrado muchas dificultades por la inconsistencia de los datos. Algunos son difícilmente comparables y otros directamente no existen. Parece que conocer la situación de las personas que han participado en la Garantía ha sido realmente complicado. Especialmente en el caso de Eslovaquia. Con todo, los resultados en España muestran lo que podría esperarse teniendo en cuenta lo que estamos haciendo:

Evaluación Garantía Juvenil

Resultado del impacto de la GJ en 12 y 18 meses

Por ahora, exceptuando el caso eslovaco, somos el país con resultados menos positivos en el corto y en el medio plazo. Especialmente en el medio plazo.

Hay que tomar estos datos con cierta cautela pues refieren solo a 2014. En 2015 los resultados de España están muy condicionados por la decisión de aumentar la edad de participación para incluir a las personas hasta 29 años. Aún así, creo que podemos afirmar que, por ahora, conseguimos una activación en el corto plazo, el objetivo de la Garantía Juvenil. Pero esta activación es insuficiente y se desploma en el largo plazo.

Son resultados muy mejorables. Y, como decía al principio, creo que pueden mejorarse ofreciendo medidas de formación o de contratación acordes con las características y los intereses de las personas. Algo que, por cierto, no se ha hecho en casi ninguno de los paises, tal y como se destaca en el documento de evaluación.

Por supuesto en este “gran cajón” de la Garantía Juvenil existen algunas buenas prácticas que han llevado a jóvenes a iniciarse en el mercado laboral, a completar su formación en competencias transversales o profesionales y, en definitiva, a consolidar una posición en el mercado de trabajo. Pero, tal y como presentan los datos, no son suficientes.

Es más, en estos años hemos concentrado todo el esfuerzo en anotar a las personas en la base de datos. Y en mal gestionar los fondos y el programa en general. Y eso no lo digo yo. Lo dijo la Comisión Europea a principios de año, momento en el que Bruselas estuvo a punto de solicitar la devolución de los fondos por la mala gestión. Aunque yo diría por la falta de gestión. Y no hubiera sido una novedad. Ya en 2016 España tuvo que devolver fondos (junto a otros siete países) tras no haber sido capaz de invertir en doce meses la mitad de lo asignado.

Y es que en todos estos años no hemos logrado hacer propuestas técnicas efectivas. En consecuencia, no somos capaces de invertir el dinero que Europa nos da para enfrentar nuestro principal problema de empleo. ¿ Seremos capaces este año ? No tengo suficiente información para pronosticar, pero España deberá justificar 1.100 millones en proyectos de Garantía Juvenil a finales de este 2017.

Más allá de lo económico, por mi trabajo habitual, lo que más me importa, es la eficacia técnica de los proyectos, lo que logren las personas. Y sin evaluación ni diagnóstico previo, será difícil mejorar las cifras de salidas positivas del programa. Aún así ¿ Cómo podríamos hacerlo ? ¿ Como podríamos mejorar resultados ? Siguiendo las recomendaciones y conclusiones del documento de evaluación podemos extraer algunas indicaciones para conseguirlo:

Trabajar con entidades estratégicas (Stakeholders)

El Gobierno estableció programas marco de cooperación con el Injuve, con Cruz Roja, con la Federación de Asociaciones Empresariales de Empresas de Inserción o con las Cámaras de Comercio. Pero no parecen suficientes ni tampoco eficientes. En esta cuestión se precisa ir mucho más allá. La evaluación señala la necesidad de incorporar a entidades del tercer sector, a la iniciativa privada o a centros educativos.

Por cierto que esta recomendación va en la linea de la que permanentemente se hace a los Servicios Públicos de Empleo españoles desde Europa. Desde allí nos dicen que es imprescindible que las comunidades autónomas, los ayuntamientos y cualquier otra administración cooperen entre si, específicamente con los servicios sociales, con la empresa y  también con las entidades y organizaciones del tercer sector. Pero nada. Esta propuesta es como tratar de mover las pirámides de Egipto. Las administraciones con competencias (que piensan que son autoridad exclusiva e incuestionable) no parecen escucharlo. Creen que deben seguir jugando un papel monolítico que en muchos casos nos está impidiendo llegar a quienes más necesitan de las políticas de empleo.

Realizar todas las entrevistas iniciales y de diagnóstico que sea posible

Los programas están ya en marcha y las entidades y organismos que los implementan harán las entrevistas de diagnóstico y de ajuste. Aún así. Debería hacerse un esfuerzo por entrevistar al mayor número de personas posible antes de ofertarles nada.

Cumplir con el objetivo de ofertar una respuesta en el plazo de cuatro meses.

Porque en esto consiste la Garantía Juvenil. Para ello será muy necesario trabajar las opciones de ofertas de empleo. Es decir, parece imprescindible situar en todos los programas a personal técnico (y herramientas tecnológicas) que permitan atraer ofertas de empleo de calidad que se ajusten a los/las participantes.

Multiplicar las opciones para obtener la Eso o las competencias clave.

Extender las escuelas de segunda oportunidad en el marco de la Garantía Juvenil o multiplicar las convocatorias para obtener las competencias clave serían dos opciones rápidas y creo que bien sencillas. Y habría muchas más.

Permitir la preparación de la formación básica mientras se participa en algún otro programa de la Garantía Juvenil

Administrativamente se ponen muchos inconvenientes para esto. Y si, es complicado conseguirlo en el marco normativo de la Garantía Juvenil. Pero parece importante. Muchos chicos y muchas chicas prefieren la opción profesional o de empleo aunque no tengan la formación básica. Y no deberíamos fomentar esto. Sobre todo cuando en muchos casos la preparación de la Eso no ocupa todas sus jornadas semanales.

En otros casos algunos jóvenes se animan a preparar la Eso. A partir de ahí quedan fuera de la opción de participar en algún programa profesionalizador, lo que no parece conveniente, especialmente en un contexto en el que no somos capaces de llegar a la población destinataria.

Me he alargado más de lo que quería. Creo que hay otros aspectos que podrían tener una relectura (el apoyo económico a las personas en el marco de la Garantía Juvenil, el papel de los Servicios Públicos de Empleo, el uso de las Tics para la identificación y el contacto con posibles participantes…) pero precisan de más espacio.

Como dije en el 2014, espero equivocarme con aquello en lo que soy pesimista y acertar en lo que parece que va a funcionar. En otros países han tenido dificultades similares o incluso más complejas. Aquí, con compromiso y con algunos cambios que parecen imprescindibles, podremos mejorar en futuras evaluaciones.

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La gestión del conocimiento, las personas mayores y la juventud

Uno de los grandes problemas del mercado laboral (lo se, tenemos algunos más) es la situación de las personas de mayor edad.
Se trata, como otros, de un problema multifactorial y con unas dimensiones que van más allá de razones estrictamente económicas o del propio mercado. Aspectos sociales, culturales, educativos o de valores están detrás de este nuevo escenario. Y digo nuevo por la especial situación de desventaja tan pronunciada de las personas más jóvenes y de las personas más mayores. Según la última Epa de 2010 las personas en desempleo en los rangos de edad de 16-24 años y 55 o más suman 1.220.400, el 26% del total.

Pero la novedad de la situación no está en los números aunque, por desgracia, esa misma Epa muestra como el desempleo no disminuyene en estos rangos de edad, ni interanualmente ni entre trimestres, salvo unos anecdóticos descensos en el tramo 16-24 años. De seguir así una gran parte de este desempleo puede convertirse en estructural. Y esto, también tiene razones profundas, algunas relacionadas con el tipo de actividad económica que seguimos ejerciendo, donde el conocimiento no acaba de situarse en el lugar que le corresponde.

En este proceso de cambio total en el que estamos inmersos el conocimiento se sitúa como el valor central y diferenciador en el mercado global, pero en España esto no parece verse con claridad.

En el actual mercado laboral español continúa sin valorarse el conocimiento adquirido, no se reserva el tiempo necesario para transmitirlo, ni se retiene el talento ni, en general, se le da la importancia que la gestión del conocimiento necesita. Esto es, por cierto, un reflejo de las dificultades competivas con las que nos enfrentamos.

Desde hace ya años organismos como Eurofound han venido poniendo de manifiesto la necesidad de gestionar el conocimiento y de gestionar la edad como instrumentos en la lucha contra el envejecimiento, pero también como instrumentos de mejora competitiva en un marco global.
El Eurofound ha identificado buenas prácticas (más de 200) en la gestión de la edad en empresas de toda Europa. Hace años que realizó este ejercicio pero en el caso español se daba una más que curiosa circunstancia. No era extraño que en una empresa convivieran iniciativas para la gestión de la edad con iniciativas encaminadas a hacer abandonar el mercado laboral a la personas mayores, las prejubilaciones por ejemplo.
Parece que no tomamos conciencia de la necesidad de gestionar el conocimiento, si queremos presentarnos como una economía competitiva capaz de crecer. El nivel experto, las habilidades desarrolladas, los conocimientos adquiridos, la polivalencia y diversidad que aporta la experiencia son todos elementos propios de las personas de más edad. Pero aún estamos en proceso de revalorización de estos factores en la actividad económica española.

Y en este momento no tenemos demasiado tiempo para retrasar determinados cambios. En la medida que el desempleo, especialmente el de las personas de más edad, se haga estructural, habrá una gran cantidad de trabajadores/as que no volverán a ejercer. Esto, en un país que la ONU sitúa como el cuarto más envejecido del mundo (detrás de Japón, Italia y Alemania) y que será el segundo en 2050, es difícil de entender.

Ya en el ahora desterrado tratado de Lisboa se establecía el objetivo de lograr un 50% de actividad para las personas con más de 55 años. El tratado como las instituciones, organismos y estudios de la U.E. están también profundamente impactados por la crisis y sus consecuencias. Pero aunque asistamos ante una casi refundación de la Unión Europea el problema no ha desaparecido.
La situación de las personas de más de 45 años en el mercado laboral no es sólo una cuestión de tasas, medidas y estrategias. También transmite los valores que rigen en una sociedad y aquí es donde creo que no hemos hecho lo suficiente. Volver a poner en valor la experiencia y utilizar el conocimiento acumulado en nuevos proyectos innovadores, resulta imprescindible para no expulsar del mercado laboral a un gran número de personas.
Como decía al principio se trata de un problema complejo. Desde mi punto de vista muy respaldado por un cambio de valores que es importante revertir. Aunque suene a tópico es necesario recuperar el papel de la educación y el papel que en cada edad se debe asumir.
En la economía más competitiva de Europa, la sueca, el porcentaje de personas activas entre 55 y 64 años es del 74% mientras que en España es del 50%. En el país escandinavo además de valorar el conocimiento adquirido, también se trabaja en aspectos educativos y cuentan con una gran tradición en cuanto a trasladar a las personas jóvenes las responsabilidades de la vida adulta de forma progresiva.
Sus cuentos tradicionales ya hablan de ello, como los que escribía Astrid Lindgren, autora de Pipi Calzaslargas. En ellos se recrean mundos fantásticos o irreales pero en todos aparecen los aspectos más reales de nuestra existencia (la vida, la muerte, la felicidad, la edad, el juego, las responsabilidades…). Quizá recuperar el papel formativo de los cuentos tradicionales forma parte de recuperar los valores que nos han traido hasta aquí. Si es que se puede, porque, como leí en algún foro no hace demasiado, en la España de hoy Pipi Calzaslargas estaría en un centro de los servicios sociales.
La fotoes del museo de los cuentos de Estocolomo, Junibacken, dedicado a Astrid Lindgren, verdadero homenaje al papel de las historias y los cuentos en la formación de las nuevas generaciones.

Información, iniciativas, recursos, ejemplos: El blog de Bienvenida Morote, Empleo Senior, Proxecto Chronos, Todavía Servimos, Talento Solidario.