Conversando sobre los retos de la orientación laboral en el mercado laboral de la sociedad digital

Desde neoCK The Human Revolution me propusieron participar en las conversaciones que llevan a su blog en el que tratan cuestiones relacionadas con el empleo, la orientación laboral, los procesos de selección, el talento y, en general, el impacto de la tecnología en las personas, en las organizaciones y en la sociedad.

Me resultó muy grato conversar sobre estos temas con ellos. Por un lado por su talante y amabilidad. Por otro porque comparto el interés por estas temáticas, especialmente por la necesidad de reflexionar, conversar y tomar decisiones (actuar) en relación al impacto que la tecnología tiene en la orientación, en las políticas de empleo, en los procesos de selección, en el mercado laboral y también en la sociedad.

En la conversación hablamos de herramientas, de la situación de la orientación, de retos y de la situación presente. Pero, fundamentalmente, hablamos de los cambios que se producen en el empleo como concepto, cambios tan rápidos que a veces no percibimos ni valoramos como tal.

En este enlace puede leerse el artículo completo.

El 80% de las ofertas de empleo se cubren en el mercado oculto

Hace ya muchos años que trabajo afirmando lo que señala el titular de este escrito. Y muchas veces me han preguntado de dónde saco eso, de dónde me saco ese número.

Unas semanas atrás, gracias a Patricia Torrado, participé en un debate en Linkedin en el que un buen número de personas hacían la misma pregunta y llegaban a la conclusión de que nos lo inventamos. De hecho llegaban a afirmar que es solo un eslogan falso con el que quedar bien y vender nuestros servicios, una frase vacía.

Es verdad que lo del 80% no es más que la aplicación (simplista y que no refiere a la idea original) del número de Pareto. Nos sirve para “redondear” un número sin tener que estar refiriéndonos constantemente a estadísticas y datos que varían con el tiempo. Pero también es verdad que no es “una mera invención”.

Lo que pretendemos los que utilizamos este número cerrado y redondo es mostrar el carácter social del empleo, algo que está demostrado desde el siglo pasado.

En nuestro entorno el INE ofrece datos de este tipo. El último, del 2º Trimestre del año 2023 señala que un 57,5% de personas busca empleo mediante contactos.

Eurostat ofrece esos datos en Europa En su última actualización de septiembre de 2021 muestra un porcentaje del 66,1% de uso del canal de contactos en UE27, aunque hay países en los que este porcentaje supera el mencionado 80% (Grecia, Croacia…).

Eurostat: Septiembre 2021

Con todo, estos también son solo datos estadísticos que pueden interpretarse y valorarse. Lo importante no es tanto el número concreto. Lo realmente relevante es la conclusión que podemos derivar de estos datos y de otros estudios: el acceso al empleo tiene un evidente carácter social.

Es más, ya en los años 70 del siglo pasado la sociología mostró el peso de las redes sociales en el ámbito del empleo (y en otros). El sociólogo estadounidense Mark Granovetter no solo comprobó que la mayoría de personas encontraban trabajo por contactos, también señaló la importancia de lo que denominó “lazos débiles”. Así descubrió que ocho de cada diez personas que encontraban trabajo lo hacían gracias a contactos con los que no interactuaba de forma habitual, aquellos que no son de primer nivel, como amigos habituales, vecinos o familiares.

Esta idea la entendió muy bien Linkedin desde el principio: El concepto de red social en el nuevo escenario que empezaba a dibujar internet se ajustaba perfectamente al mercado laboral y al mundo del trabajo. Hoy son la red vertical o de contenido temático concreto más grande del mundo.

Tanto en Linkedin como en nuestro entorno más inmediato una de la principales claves para encontrar empleo es contar con una buena red de contactos. Cuanto más amplia mejor. Cuantas más personas sepan lo que yo puedo resolver, más opciones de encontrar oportunidades laborales.

Además, como solemos repetir mucho en orientación laboral, estas son las cosas en las que sí podemos incidir y trabajar. Es difícil que podamos incidir directamente en la productividad, en el PIB o en cualquier otro factor económico relacionado con la generación de empleo. Pero en lo que refiere a nuestros contactos sí podemos hacer algo, sí podemos incidir de forma directa. Así que, si queremos multiplicar nuestras opciones de trabajar, dediquémosle tiempo a generar y cuidar nuestra red de contactos.

Atracción del talento, inmigración y desempleo.

Migrant women are instructed in rug-making. Shafter camp for migrants. California. 1938. The New York Public Library. Digital Collections

En España y en casi todos los países, la inmigración es siempre polémica y, en mi opinión, suele tratarse con bastante hipocresía. Eso en el mejor de los casos. En el peor, las consideraciones políticas destapan nuestros instintos más primarios y, por qué no decirlo, mezquinos.

Las migraciones forman parte de la humanidad en si misma. No solo son un fenómeno que nos caracteriza como especie sino que también están en el origen y el ocaso de imperios y países. Independientemente de nuestras consideraciones particulares las personas seguirán yendo de un lugar a otro, la mayoría por razones económicas, buscando una vida mejor. Y el sistema también encontrará siempre la forma de incorporar a las personas que necesita. Una especie de vaso comunicante que en todo momento ha funcionado y que no parece que nada pueda detenerlo.

En el caso español, además, el envejecimiento de la población (casi el 20% de la población tiene más de 65 años) hace imprescindible el concurso de personas extranjeras para mantener la prosperidad y eso que llamamos el estado de bienestar. En 30 años la población en edad de trabajar pasará del actual 65% al 50% con una de cada tres personas jubilada.

En un entrono así se calcula que España podrá necesitar unos siete millones de personas de otros países para compensar la pérdida de crecimiento demográfico. Hoy son cinco millones y medio los que viven en España, solo un 11,4% de la población total.

Los inmigrantes, por tanto, deberán jugar un papel aún mayor que el que juegan en la solución de algunos de nuestros grandes problemas como la despoblación, la imposibilidad de relevo generacional o el cuidado de personas. Y, claro, deberán aumentar su ya importante contribución a la Seguridad Social (10%).

Es decir, no solo precisamos más personas de otros países también precisamos que cuenten con el saber hacer necesario para poder trabajar. Y ahí es a donde quiero llegar en este escrito, a la necesidad de generar medidas específicas que permitan bajar las tasas de desempleo de la población extranjera. Medidas que, dicho sea de paso, tienen un retorno fiscal elevado dado que los inmigrantes aportaron más en impuestos y otras contribuciones públicas que lo que recibieron en protección social, salud y educación.

En estos momentos existen un buen número de propuestas en el ámbito de la atracción del talento internacional (aunque no siempre lo consigamos). Se busca con ello mitigar algunos de los problemas ya mencionados (la despoblación, por ejemplo) y otros de carácter más endémicos de la economía española, como su competitividad internacional.

Mientras, las medidas específicas para la formación e inserción laboral de las personas de otros países son, en mi opinión, más bien escasas. Es verdad que esto puede variar mucho de unos territorios a otros pero, en general, creo que vivimos en un entorno lleno de barreras (negativas de residencia, de arraigo, dificultades de homologación de títulos, imposibilidad de acceso a competencias clave y a otras formaciones…) y con pocas medidas específicas que faciliten la incorporación de los extranjeros a la actividad laboral.

En España la población activa de extranjeros la constituyen 3.124.900 personas de las que trabajan 2.445.600, una tasa de desempleo (21,74) bastante mayor que la de los españoles (13,47). Parece, por tanto, necesario diseñar y poner en marcha medidas específicas que tengan como objetivo bajar esta tasa de desempleo.

Como decía, es verdad que hay algunas medidas y que muchas entidades del tercer sector participan de fondos europeos que les permiten poner en marcha programas de formación, inserción, intermediación y orientación destinados específicamente a población inmigrante, pero estas cifras demuestran que son claramente insuficientes.