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Nuevas opciones en intermediación laboral

HackajobMás de una vez he comentado aquí sobre la intermediación laboral en el nuevo escenario de la automatización y la economía digital. Considero que, como todas nuestras actividades, está impactada por una tecnología avanzada capaz de redefinir todo su ámbito, desde el cómo se hace o el para qué se hace hasta las nuevas necesidades y servicios que genera. Una redefinición que lo cambia todo, que exige nuevos o distintos profesionales y nuevos o distintos servicios.

En este sentido, desde hace un tiempo, empresas y organizaciones vienen presentando propuestas y servicios de lo más variado tratando de responder a esas nuevas demandas del entorno digital en la selección de personas.

Como he anticipado alguna que otra vez creo que, en este ámbito de los servicios de intermediación, es momento de introducir propuestas arriesgadas que no solo respondan a nuevas necesidades de las empresas y de otras organizaciones, también que aporten valor al proceso y a lo que esas empresas buscan. Cualquier otra alternativa que no sea esta, la de aportar valor, no podrá competir con la automatización.

En esta linea, siempre he tenido en mente la gamificiación, la cualificiación, la valoración social, el ejercicio práctico y cualquier otra propuesta que reduzca tiempos, permita un mejor ajuste entre empresas y candidatos y, sobre todo, permita a las empresas contar con elementos de valoración objetivos y útiles para satisfacer sus necesidades. Por eso me ha gustado mucho la propuesta de Hackajob, la idea que hoy quiero comentar.

Esta plataforma de empleo propone, a mayores de los clásicos servicios de intermediación que permiten a empresas y candidatos entrar en contacto, la realización de una prueba práctica. Se trata de un portal centrado en perfiles informáticos y, concretamente, de programación. A estos les propone un reto semanal de unos veinte minutos de duración en los que deben solucionar un problema de código o alguna acción similar que permite a los profesionales mostrar sus competencias. Los resultados se muestran en forma de tabla de calificación y permite a los responsables de selección contar con información específica, más allá de la que aportan los datos objetivos o estáticos. Es decir, con algo muy sencillo son capaces de realizar aportes de mucho interés:

  • Permiten ver la constancia de las personas y su implicación en la resolución de problemas.
  • Dependiendo de la prueba propuesta, permite conocer la competencia técnica, cuando menos una primera aproximación difícil de tener de otra forma.
  • Al centrar el criterio de selección en la competencia técnica permite relativizar el peso de datos objetivos y prejuicios (edad, origen étnico, experiencia…)
  • Las organizaciones pueden buscar con muy pocos criterios o, más bien, con uno solo, con el de quién es capaz de solucionar un problema de código en un lenguaje concreto.
  • Sirve para identificar profesionales de gran valía y con posibilidades de desarrollo, profesionales a los que les gusta lo que hacen y a los que les apasiona resolver retos.

Desde mi punto de vista una muy buena idea que yo utilizaría como organización y también como candidato. Aunque en este último caso siempre tendría de mano otras herramientas, de esas que empiezan a competir con Glassdoor y a superarla en prestaciones, como Comparably, una vuelta de tuerca para la imagen empleadora de una organización. Otro factor a tener muy muy en cuenta desde ya si la organización quiere contar con los mejores.

En definitiva, en todos los sentidos, un nuevo escenario…

 

Intermediación laboral y políticas participativas

Aquí ya he mencionado el Foro de Empleo que organiza la Axencia de Colocación del Concello de Compostela. En esta edición FOCO2015 (Foro Colaborativo Polo Emprego) tuve el placer de poder participar en una mesa de trabajo para hablar de intermediación y redes o, más en general, de la intermediación en el nuevo escenario digital.

En este caso no se trataba de un evento de empleo al uso. El objetivo era que el mayor número de personas posible participaran en el diseño de nuevas propuestas de empleo (y en otros ámbitos como ciudadanía, participación y sostenibilidad). Antes del evento distintos colectivos y profesionales trabajaron en generar un documento operativo, con objetivos y lineas de actuación concretas, sobre diversos temas: Empleo y turismo, empleo juvenil, emprendimiento e innovación, fomento de la contratación… o en el que yo traté de aportar, la intermediación laboral y el papel de las redes.

Cada mesa partía por tanto de un documento de trabajo sobre el que proponer, criticar, valorar y aportar. Se estableció una metodología que consistía en que las personas, una vez presentadas las lineas de actuación del documento, trabajarían en pequeños grupos (máximo de diez personas) para sintetizar propuestas concretas al final de la sesión.

Soy un firme partidario de incrementar la participación en todos los ámbitos y por supuesto en empleo, el principal problema de las personas en España, de muy largo, tal y como tercamente se encarga de recordar el barómetro del CIS. Pero he de decir que la forma de hacerlo no acabó de convencerme. Los documentos (cuando menos el de intermediación) cuentan con contenidos que precisan de un mínimo de conocimiento en la materia. Una cosa es que todos debamos participar más y más activamente y otra es que tengamos criterios suficientes para hacer aportes de valor en todos los campos a partir de un determinado grado de desarrollo. En cualquier caso no soy experto en la materia y el objetivo, el de incrementar la participación a la vez que se trata de multiplicar las aportaciones y la pluralidad, me parece más que interesante. Muy loable. Además, ciertamente surgieron buenas aportaciones. Por ejemplo, una persona preguntó “¿ cómo puede ser que se siga utilizando el Codigo Nacional de Ocupaciones sin recoger las profesiones que más demanda tienen en mi ámbito?” Gran pregunta 😉

Pero, como decía, no me gusta ejercer el papel que no me corresponde. Mi papel y el de otros técnicos era el de aportar una visión general sobre cada tema. En mi caso debía tratar de mostrar cómo es el actual escenario de la intermediación laboral, qué problemáticas enfrenta, qué cosas han funcionado y qué cosas no.

Demasiado amplio, decidí centrarme en algunos aspectos concretos (el impacto de la tecnología, la importancia de la confianza y el aporte de valor en el servicio que se da como elemento diferenciador imprescindible) con el objetivo de que esto pudiera ilustrar o enmarcar la materia en lo que refiere a los principales problemas o retos que enfrenta. Y, claro, al final también realicé aportaciones concretas desde mi punto de vista profesional. No podía evitarlo 😉

La intermediación desde los servicios públicos es una cuestión compleja. La visión y el uso de estos servicios por parte de quien genera empleo no tiene nada que ver con lo que sucede en otros países. Además, desde mi punto de vista, la intermediación pública ha sufrido el peso de los objetivos asistenciales de las políticas de empleo y no ha sabido explotar las potencialidades de la formación.

Si una empresa o un particular precisa contratar a alguien concreto, pongamos a un/una profesional para cuidar a una persona en el domicilio, el Servicio Público de Empleo no buscará sobre las personas que se formaron recientemente y han sido bien evaluadas o cuentan con informe de orientación laboral. Se remitirá a los colectivos prioritarios dentro de las personas que demandan ese empleo o a criterios similares. Y los resultados son los que son.

Este es uno de los grandes males tradicionales de la intermediación pública en España. No entendemos de forma del todo correcta cómo debemos trabajar para que las personas con más dificultades tengan más y mejores oportunidades. Y así tenemos los resultados que tenemos en algunos grupos de personas que juegan en desventaja.

La intermediación pública precisaría de cambios radicales. Y aún así me cuesta ver una intermediación pública que pueda mejorar sustancialmente sus resultados. En este momento el Servicio Público de Empleo intermedia en un 2% de las contrataciones que se realizan. Anecdótico. Y si hacemos caso de algunos estudios que se publican en los próximos dos años 7 de cada 10 empresas dejarán de contar con el Servicio Público. Así que, si queremos contar con una intermediación pública que “pinte algo” en el mercado de trabajo es buen momento para las propuestas radicales, para propuestas valientes que traten de responder a las necesidades de las organizaciones en el nuevo entorno de la sociedad digital situando a las Tic y a las soluciones digitales en el eje central, permitiendo ofertar un sistema más dinámico, eficiente y confiable. Y por supuesto, dando una respuesta eficaz a las personas que protagonizan el principal problema del país.