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Procesos de selección y mércalo laboral con Antonio Montoya

Las presentaciones llenas de adjetivos extremos en lo profesional me hacen sentir poco cómodo. Cuando personas que no te conocen o no han trabajado contigo te califican como un gran profesional no acabo de entender cómo pueden llegar a esa conclusión.

Por eso que tampoco me gusta introducir a otros en esos términos. Y en este caso, además, no lo preciso. Presentar a Antonio Montoya es, en realidad, muy fácil. Solo hay que pensar en algunas cualidades que apreciamos en las personas y que yo valoro muy especialmente: La generosidad, el compromiso, la amabilidad, la orientación a los demás o la capacidad de escucha. En mi caso he podido comprobarlas en una relación a distancia que ya dura años, en la que voy conversando con él y observando lo que publica. Incluso lo que la vida le va dando y que bien se merece.

En lo laboral Antonio Montoya es un profesional de recursos humanos que ha venido trabajando en funciones de selección y de prevención y que desborda eso que mencionaba, generosidad y compromiso.

Lo primero, su experiencia en el área de RRHH o en proyectos de empleo, es lo que hoy quería aprovechar para empezar a incluir otros puntos de vista y aportes en este blog de empleo y orientación laboral.

Lo segundo, su generosidad y compromiso, su capacidad para generar relaciones y cuidarlas (eso que llamamos networking y que en su caso se queda corto y artificial) es lo que hace tiempo me hizo pensar en él para empezar a enriquecer este blog con otros profesionales, con sus aportaciones y puntos de vista.

Espero que quien vea la entrevista pueda sacar buenas ideas y aportes útiles, especialmente quienes estén en búsqueda de empleo o se planteen lanzarse a buscar nuevas oportunidades.

¡ Gracias Antonio !

Lo que aporta reflexionar y conversar sobre empleo

Muchas veces he hablado en este blog y en otros foros sobre lo que aportan las sesiones grupales sobre empleo. En mi trabajo las sesiones en grupo de muy diversa índole (centros de FP, universidades, programas de empleo, proyectos de inclusión, talleres…) son muy habituales y son, sin duda, la actividad más eficaz de todas las que hago.

Lo sé porque paso la correspondiente evaluación en las que hago en mi entidad (online, buscando poner en práctica o adquirir competencias digitales) y también porque en todas hago preguntas informales durante cada sesión y al final de ellas. Y en esas preguntas finales siempre incluyo alguna más allá del propio contenido tratado: ¿ Qué os parece que hayamos conversado sobre empleo ? ¿ Os aporta algo ? ¿ Qué os aporta ?

Nunca he tenido una respuesta negativa o un grupo al que no le haya aportado. Todo lo contrario. Siempre recibo ese feedback que se refleja más en la cara que en las palabras, ese feedback que también emerge cuando las personas se quedan sentadas y dicen que tienen más preguntas y reflexiones.

Y no digo que funcionen así mis sesiones. De hecho creo que las mías tienen mucho que mejorar. Lo que digo es que todas funcionan.

Generar espacios para hablar de empleo es algo fundamental que no practicamos lo suficiente. Las personas necesitan (sí, necesitan y habitualmente demandan) poder hablar de un mercado de trabajo que desconocen (desconocemos), con datos e ideas que les permitan tener una perspectiva y mejorar su búsqueda de empleo o su desarrollo profesional

¿ Por qué hay quien sigue pensando que la orientación laboral es aplicar test vocacionales como a mí me hicieron en los 80 del siglo pasado? ¿ Por qué en algún momento decidimos que “lo del mercado laboral ya lo iría aprendiendo cada quien”? Todo esto es un error. Y tiene consecuencias.

Hace unos meses un nuevo estudio volvía a poner en valor la necesidad de conversar sobre el trabajo. Se trata de un estudio de la OCDE que afirma que la orientación mejora el futuro laboral de los adolescentes respaldando la conclusión con datos realmente contundentes. Ya no se trata solo de las posibilidades de encontrar opciones de empleo, se trata de mejoras relacionadas hasta con el nivel salarial. Hablamos de datos que nos muestran la orientación como un elemento clave en el desarrollo profesional de las personas.

¿ Por qué hemos renunciado aquí a todo esto, a las actividades claves que se muestran en el estudio ? No estoy seguro de saber la respuesta. Y creo que no es la pregunta que nos debemos hacer ahora. El hecho es que en “España menos del 10% del alumnado de 15 años ha realizado tres actividades clave para indagar sobre el mercado del trabajo frente al 20% de la media de la OCDE”.

La pregunta correcta es, creo, qué vamos a hacer para cambiar esto. Y aquí es donde, a mí modesto entender, la nueva Ley de Formación Profesional recientemente aprobada abre muchas posibilidades, concretamente para multiplicar las actividades de cooperación y complementariedad con otros servicios y administraciones.

Este nuevo marco parece una buena oportunidad para dirigir nuestra mirada a todos esos eventos que con tanto esfuerzo se realizan en los centros de FP, en las universidades o en organizaciones del tercer sector, incluso a experiencias de otros países que resultan interesantes y eficaces. Es más, es un buen momento para preguntarse por qué esas reflexiones, esas actividades de orientación y empleo no tienen cabida (o muy escasa ) en los Servicios Públicos de Empleo.

No quería acabar este escrito sin mencionar otro resultado del estudio de la OCDE que me parece muy pero que muy importante: Las experiencias laborales que los estudiantes adquieren a los 15 años influyen positivamente en su futuro laboral.

Como ya he comentado en este espacio en otras ocasiones hemos ido construyendo estudios (FP, Enseñanzas medias, Formación para el empleo…) cada vez más difíciles de combinar con experiencias profesionales. Bueno, en muchos casos resulta imposible combinarlas,

Quizá estamos muy lejos de la mentalidad danesa que en vez de obligar al reintegro de sus becas obliga a trabajar para poder cobrarlas. Pero, aunque no lleguemos a plasmar medidas como esa, sí deberíamos flexibilizar mucho nuestros contenidos y nuestras actividades buscando que quien estudia, especialmente las personas más jóvenes, también trabajen. Que no puedan hacerlo es, como decía, un problema a solucionar. Y de los grandes.

Recursos digitales de empleo: Condiciones y otros peligros

By Blake Pattersson with Creative Commons

Hace tiempo que sigo al profesor Antonio Fernández. No solo es el mayor experto que conozco en temas como la discriminación o la intermediación laboral en el entorno digital, también es un referente a la hora de aprender sobre cuestiones legales y normativas que muchas veces olvidamos o descuidamos en orientación laboral.

Como decía, lo sigo asiduamente e incluso hemos podido colaborar, tanto en su espacio como en este. Así que me resulta muy fácil recomendar algunas entradas de su blog como su ponencia sobre discriminación e intermediación digital. Si te interesan estos temas se me antoja imprescindible. Y aunque no te interesen, te aseguro que sus aportes y sus ejemplos no dejarán de sorprenderte.

Pero, ¿ por qué hablo de Antonio y su trabajo ? Pues solo por dar un poco de contexto al tema que querría mencionar en esta entrada y que refiere a las condiciones que aceptamos cuando utilizamos herramientas digitales en procesos de búsqueda empleo o desarrollo profesional.

Me corregirá Antonio pero creo que este tema también precisaría de un análisis en profundidad, uno de esos análisis que debe hacerse con tiempo, con criterios y con hipótesis.

Obviamente hacer ese análisis no es mi objetivo en este artículo. Solo señalar su importancia y, como mucho, hacer una pequeña llamada a la necesidad de una investigación en este tema.

Y es que muchas veces aceptamos condiciones difícilmente imaginables en lo que refiere al uso de nuestros datos o de los contenidos que compartimos. A veces lo hacemos de forma más o menos consciente. Otras no nos damos ni cuenta.

Revisando recursos de empleo ( lo que no hago sistemáticamente pero que debería ) de esos que a veces utilizo y otras solo pruebo, me he encontrado con uno que me ha dejado perplejo al leer sus condiciones. Es una web que hace años utilicé para identificar oportunidades de empleo con profesionales de ingeniería. Se ve que en estos momentos no tiene actividad o que alguien compró su dominio para hacerse con los datos que había en ella.

El caso es que, tratando de ver si aún podía serme útil, he revisado sus condiciones y me he llevado una de esas sorpresas que te obligan a leer más de una vez y que te dejan temblando.

Esto es (o quiero yo pensar) un ejemplo extremo de la falta de control que tenemos (tengo) en cuanto a qué se puede hacer (y se hace) con nuestros datos y nuestros contenidos. El empleo, el trabajo, el mercado laboral, es un área con muchísimos usuarios potenciales y reales. Linkedin, como no nos cansamos de recordar, es el mejor ejemplo de ello con sus más de 700 millones de personas. Pero existe una ingente cantidad de recursos (portales web, metabuscadores, App’s, foros…) con el empleo o las ofertas de empleo como tema central. ¿ En cuántos de ellos hemos añadido nuestros datos sin conocer exactamente a quiénes se los damos y qué estamos autorizando a hacer con ellos ?

Entre esos recursos destacan los metabuscadores. Yo los utilizo, pero no me canso de decir a todas las personas con las que trabajo que no carguen sus datos. Debemos usarlos solo para identificar y encontrar información (ofertas de empleo, información sobre empresas…) pero no para subir nuestros Cv’s en ellos. Recientemente Elena Ariño señalaba la necesidad de tener mucho cuidado con esto, la necesidad de buscar ofertas de empleo con criterio y conocimientos. En ese artículo enlazaba con una publicación en prensa en la que se señala cómo el negocio de muchos de estos pequeños buscadores son los datos, nada relacionado con el empleo

Tenemos que saber elegir qué herramientas usar y cómo hacerlo. Lo que digo, y me incluyo como usuario, es que debemos tratar de hacerlo con criterio y con la mayor información posible. Y, con todo, no sé cómo podemos librarnos de sorpresas como la que menciono.