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Conciliación, empleo y desarrollo profesional

ConciliaciónLa conciliación laboral y familiar sigue siendo uno de los grandes retos del mercado laboral español. También en otros países, aunque por ahí fuera hay excelentes ejemplos de cómo avanzar en el tema. Aquí, a pesar de ser un debate muy presente y de que contamos con el trabajo de muchas organizaciones de muy distinto signo (ARHOE o PPiiNA son dos buenos ejemplos)  no conseguimos grandes avances. Y eso que conciliar es una de las claves para aumentar el número de personas cotizantes y es un problema para casi la mitad de las personas que trabajan: Alrededor de la mitad de las personas que trabajan en España encuentra dificultades para compaginar, según el Barómetro de Clima Laboral Ipsos Loyalty. Este porcentaje, asciende al 75% en el caso de los empleados que tienen hijos con discapacidad

Pero, dentro de este debate tan presente, creo que aún limitamos nuestro concepto de conciliación al de la situación de madres y padres con hijos. Hemos dejado de lado otros ámbitos de la conciliación que también son muy importantes. Y con ello no quiero decir que no queden muchas cosas por hacer en el caso de madres y padres con hijos menores. De hecho, queda todo. Algo tan básico como contar con permisos de maternidad y partenidad iguales e intransferibles sigue en el ámbito de la reclamación, a pesar de su reciente aprobación en el Senado. En otros paises, que no utilizan la crisis como escusa permanente, las cosas son bien distintas.

Y es que sigue sin existir la conciencia o sensibilidad necesarias más allá de algunas empresas, ámbitos o sectores. O, cuando menos, yo no la veo en mi entorno. Es más, en mi propia actividad, en las políticas activas de empleo, sigue sin estar suficientemente presente. Hay programas o proyectos de empleo que obligan a mujeres solas, sin recursos y con cargas a entrar a las 7:30 de la mañana y salir a las 15:00 en lugares sin transporte público suficiente. O, más bien, pretenden obligar. Porque lo que realmente sucede es que una gran cantidad no acuden. Permanecen fuera de toda la actividad que puede acercarlas al mercado de trabajo. Obviamente, para ellas no es asumible en términos económicos o puramente operativos. Les pedimos imposibles.

Pero, más allá de la escandalosa falta de adaptación de las políticas de empleo a la realidad de las personas, que precisaría un artículo completo, hoy quería señalar la conciliación que las personas precisan para atender a sus mayores como padres o abuelos. En un contexto de aumento de años de vida, esta conciliación se hace cada día más necesaria. Y aún así, sigue siendo un problema muy poco visible.

En muchas empresas las excedencias voluntarias incluyen ya este concepto y pueden solicitarse para cuidar a familiares mayores y/o dependientes, tal y como recoje el Estatuto de los Trabajadores.  Además los convenios pueden regular y concretar este derecho. Pero, con todo, no siempre resulta fácil ejercerlo. Especialmente en el contexto de temporalidad y de trabajo a tiempo parcial involuntario en el que nos movemos.

En mi trabajo, como decía, me encuentro con madres con serias dificultades para volver al mercado laboral. Y me resulta habitual ver como muchas personas tienen que abandonar sus carreras profesionales para cuidar de sus padres o de otros familiares de más edad. No son casos aislados. Se me presentan bastante y, aunque he trabajado con algunos hombres en esta situación, las mujeres son las más afectadas.

Excedencias

Publicado en Praza.gal

En esta experiencia mía a la que me estoy refiriendo, la mayor parte de estas personas son trabajadoras cualificadas con pleno desarrollo profesional que deciden dejar sus trabajos para cuidar de sus padres. Pero no hablamos de decisiones voluntarias. Hablamos de decisiones tomadas ante la imposibilidad de compaginar el ejercico profesional con el cuidado de sus mayores.

Y es en este ámbito donde creo que aún podrían ponerse en marcha muchas más medidas que permitieran que las personas tuvieran más opciones de mantenerse activas. Sería importante en términos de cotización y de PIB. Y también lo sería en cuanto a la carrera profesional de cada una de ellas. Tratar de recuperar la presencia de mercado y la empleabilidad después de un periodo medianamente largo (y no tan largo) de inactividad, es muy complicado. Así que se hace necesario tratar de dar pasos adelante en esta cuestión. Pasos como, por ejemplo:

1º) Elaborar ya una ley de conciliación que contemple medidas para quienes tienen a su cargo a personas de más edad que necesitan asistencia, permitiéndoles compaginar las dos actividades.

2º) De una vez por todas empezar a entender el horario de trabajo de forma flexible, sin la rigidez impuesta por una era industrial ya superada.

3º) Extender de forma generalizada las jornadas laborales intensivas. En España debemos empezar por tratar de eliminar los horarios partidos en todos los lugares que sea posible. Pero, además, habría que pensar en ir concentrando los días y las jornadas de trabajo. No es una locura. Hasta Carlos Slim llegó a decir en algún momento que preferiría personas que trabajaran tres días seguidos.

4º) Seguros de vida que puedan incluir servicios de cuidado a personas.

3ª) Retribución flexible.

5º) Vacaciones íntegras y continuadas.

Son todo propuestas que he ido recopilando a partir de buscar información sobre el tema. Propuestas que parecen necesarias si queremos mejorar nuestros niveles de cotización y garantizar la participación y el desarrollo profesional de las personas (de las mujeres). Y, también, propuestas necesarias para una sociedad más justa. No olvidemos que una sociedad puede definirse por como cuida de sus mayores y de sus niños. Y si pensamos en ello, creo que aún nos queda mucho por mejorar.

Imagen de Lisaclarke bajo licencia CC con limitaciones.

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Los nuevos datos del mercado de trabajo y los problemas que enfrentamos

Tasa de actividad del mercado de trabajo español

Tasa de actividad.

Con la última Epa de 2016 contamos ya con datos suficientes para hacernos una idea de cómo parece estar evolucionando nuestro mercado de trabajo. Cuando menos para tener una idea aproximada de cómo se comporta el empleo y los problemas que enfrentamos. Aunque esto debemos hacerlo siempre con mucha prudencia. Los números, las estadísticas y las encuestas son interpretables. Incluso hay casos en los que los datos resultan contradictorios. De hecho esta última Epa presenta diferencias demasiado grandes entre los datos de ocupación y los datos de afiliación…

En cualquier caso no es mi intención hacer un pormenorizado análisis de economía aplicada. No es mi campo. Solo apuntar lo que el mercado laboral parece mostrarnos en este inicio del 2017 y con ello señalar algunos problemas y algunas propuestas. Y es que, desde mi punto de vista, se observan cambios significativos. Algunos más esperados que otros.

Por una parte se constata una preocupante bajada de la población activa (127.800 personas menos en el conjunto del año) y la tasa de actividad sigue sin crecer. Es más, baja ligeramente. Por otro se apuntan datos realmente positivos. El desempleo se ha reducido en 541.700 personas en un año. Una cifra realmente importante. Y, aunque los ingresos por cotizaciones no han llegado a lo que el gobierno esperaba, parecen mostrar un crecimiento robusto. Este es uno de los mejores datos que podemos esperar. Los ingresos por cotizaciones sociales de las cuentas de afiliación de quien tiene empleo se acercan a nuestros mejores datos en el año 2009.

 

Empleo y cotización

 

Esto habla, en principio, muy bien de la cantidad y del tipo de empleo que estamos generando. Aunque con la constante guerra de cifras y las múltiples interpretaciones de las mismas uno nunca sabe… Además, tampoco debemos dejar de lado otras cifras que se mantienen insoportables. Las de los hogares donde todas las personas están en desempleo, por ejemplo. Su número ha bajado pero el problema persiste: 1.387.700. familias tienen a todos sus miembros en desempleo.

En general, independientememte de los datos gubernamentales y de las previsiones más optimistas, la situación es mejor. Incluso en mi propia experiencia profesional empiezo a vislumbrar opciones en lo que hasta ahora era un escenario absolutamente inmóvil. El páramo desértico que ha sido nuestro mercado de trabajo en los últimos años da serias muestras de haber cambiado.

Aún así el mercado laboral mantiene algunos problemas preocupantes. Fundamentalmente porque se están convirtiendo en crónicos. Muchos hemos dicho hace tiempo que cuando el mercado laboral se fuera recuperando (que a pesar de lo dicho, no está conseguido, solo en proceso) habrá situaciones que no mejorarían. Y es que el mercado laboral español tiene problemas que son independientes del crecimiento del PIB y que, en mayor o menor medida, se han presentado hasta en tiempos de bonanza.

A pesar de los buenos datos estamos en una situación en la que empiezan a aparecer monstruos que algunos anticipábamos, concretamente el de tener que convivir con altas tasas de desempleo. Y es que ya contamos con estimaciones oficiales que situan nuestra tasa de desempleo estructural en el 16%. Una barbaridad a la que estaríamos acercándonos. Yo espero que esto no sea así. Confío en el mejor de los escenarios. Pero, aún en este, creando 500.000 empleos al año (una burrada) podríamos plantarnos en 2020 con una tasa del 12% de desempleo, con veinte millones de personas trabajando y dos millones sin empleo.

Llegar a bajar esta tasa de desempleo estructural pasa por enfrentar algunos de los grandes problemas tradicionales. Podríamos mencionar unos cuantos, pero yo me voy a limitar hoy a señalar tres junto con alguna propuesta que pienso podría contribuir positivamente a corregirlos. Problemas concretos y específicos en los que, creo yo, deberíamos concentrar los esfuerzos de las políticas activas de empleo: El desempleo de larga duración, la temporalidad y la situación de las personas con discapacidad.

He hablado del desempleo de larga duración muy recientemente por lo que no voy a extenderme. Solo señalar que este es, de los tres fenómenos que señalo, el más novedoso. Cuando menos en las cifras que presenta. La mitad de nuestro desempleo es de larga duración (2.153.400 personas, el 50,82%). Y nunca habíamos tenido tantas personas en desempleo por más de dos años. En concreto hay 1.603.000 personas que han trabajado en algún momento pero que ahora llevan más de dos años en desempleo.

En 2016 hemos vuelto a reducir las cifras de personas desempleadas de larga duración (83.900 personas menos) pero resulta claramente insuficiente. Dadas las complejas características de la crisis, que se enmarca en el cambio hacia una sociedad digital, era predecible. Nos enfrentamos a un problema que precisa de programas específicios con respaldo individualizado y oferta formativa. Y cierta paciencia pues no se adquieren competencias ni se revierten este tipo de situaciones en un mes.

La temporalidad, en cambio, es algo que ha ido en aumento hasta llegar a las inaceptables cifras que presenta en este momento. En mi provincia, en Pontevedra, las cifras de contratación en el año 2016 muestran más de un 94% de temporalidad en el total de contratos celebrados.

Contratación laboral Pontevedra

Contratos y temporalidad. Pontevedra 2016. Fuente: Servicio Público de Empleo

Además, la temporalidad ha ido ganando en brevedad. El 25,7% de los contratos firmados en 2016 fueron de menos de una semana. Y el 47,6% fueron de menos de tres meses.

Para explicar o justificar las altas tasas de temporalidad en España hemos escuchado argumentos de lo más variado. Desde que se debe a la propia naturaleza de nuestra estructura económica hasta que se debe a las subvenciones de las distintas administraciones públicas. Pero ninguna de estas cuestiones parecen ser ciertas.

Yo creo que, como afirma el profesor Manuel Alejandro Hidálgo Pérez, la temporalidad solo se reducirá cuando los costes de despido entre temporales y fijos sean los mismos. Quizá es momento de recuperar ideas que nos lleven por este camino.

Temporalidad

 

La situación de las personas con discapacidad en el mercado laboral español también muestra cifras terribles. Según los datos del informe específico que elabora el Ine (2015) la tasa de paro es del 31%. Los periodos de bonanza solo han supuesto pequeños avances, nada realmente significativo con lo que congratularse.

Desde el Cermi se han hecho propuestas de forma constante. Yo me voy a limitar a volver a mencionar algo que también el Cermi señala de manera insistente, la necesidad de cumplir la ley. Solo con que las grandes empresas cumplieran la ley que obliga a contratar personas con discapacidad ya se darían pasos significativos en esta cuestión. Pero el caso es que, aún incumpliendo la ley, se les premia con contratos públicos.

Con todo esto solo quería señalar tres aspectos concretos que me parecen casi como tradicionales en nuestro mecado de trabajo. No querría dar a entender que estos son los únicos. Ni siquiera los más importantes. De hecho, como he menifestado muchas veces en este espacio, creo que el mercado de trabajo enfrenta sus problemas más serios en su vertiente social. La caida demográfica y las propias características de la sociedad digital generan un mercado laboral bien distinto al que conocíamos hasta ahora.

El mercado de trabajo que dibuja la sociedad digital no permitirá a muchas personas salir de la pobreza. En España hay casi seis millones de personas cobrando el Salario Mínimo Interprofesional o menos. Y a ello hay que sumar que la temporalidad ha venido para quedarse. El de la sociedad digital es un mercado con una gran cantidad de trabajadores que se contratan de forma puntual, independientemente de las características de la contratación. Frente a esto o articulamos medidas como la renta básica universal, o será muy complicado que el empleo por si solo pueda garantizar un proyecto de vida.

Mientras, España seguirá siendo medalla de plata de la desigualdad europea. Por muchas razones, no solo por su mercado de trabajo, pero este contribuye claramente a ello. Y la desigualdad contribuye a la pobreza.

Lo que Linkedin puede aportar

Linkedin

Linkedin

Hace mucho tiempo que argumento contra el simplismo de que Linkedin no sirve para nada o, más concretamente, que no sirve para el común de los mortales. No recuerdo cuando abandoné esa conversación para centrarme en cómo sacarle el mayor provecho a la herramienta. Pero es una cuestión recurrente que hace unas semanas he tenido que volver a enfrentar.

Dado mi trabajo de orientación laboral el tema aparece y desaparece con cierta frecuencia pero, como decía, trato de centrarme en las posibilidades de Linkedin y no en si es de utilidad para todo el mundo o si “no sirve para nada”.

El caso es que algún nuevo artículo sobre la cuestión, la adquisición por parte de Microsoft, algunas conversaciones en Twitter y otras en mi entorno próximo me han obligado a volver a hablar sobre esto.

Desde el principio quiero apuntar que plantear el tema en los términos que suele plantearse (“no conozco a nadie que encontrara trabajo en LinkedIn”, “Solo vale para perfiles directivos o muy cualificados”…) me parece simplista y equivocado. LinkedIn es una extraordinaria herramienta de marketing de productos y servicios. Desde la perspectiva propiamente laboral es una de las principales a utilizar, especialmente en España.

Pero antes de entrar en por qué digo esto me gustaría aclarar que, en cualquier caso, Linkedin no existe en una realidad aislada del mercado o de la sociedad en la que se mueve. Si, es solo una herramienta, no el lugar donde aparecen numerosas y maravillosas ofertas haciendo “chas”. Cada mercado laboral (el español, el americano, el británico…) tiene sus características específicas (cada vez peores) y a ello no es ajeno Linkedin. Ni nadie. Así que no se trata de que en Linkedin vayan a existir ofertas de cajera/o o de conductor/a. Lo que no demanda el mercado no está en LinkedIn ni en ninguna parte y cada día tiene peores condiciones, salariales especialmente. La respuesta para estas situaciones no es “hacerse un perfil en LinkedIn”. La respuesta es cambiar y adquirir nuevas competencias. No hay más.

Dicho esto si que me gustaría señalar algunas razones por las que considero que Linkedin es una herramienta apropiada que puede aportar en nuestras posibilidades de desarrollo profesional. Digo una. Hay otras y, dependiendo del caso, podrían ser más interesantes.

Primero debemos entender (de una maldita vez) que el empleo es social y que llegamos a las oportunidades porque conocemos y nos conocen. Siendo así, resulta evidente que una red profesional que el año pasado superó los ocho millones de perfiles en España y cuatrocientos treinta y tres millones en el mundo tiene mucho que aportarnos. Si a esto le añadimos sus posibilidades de segmentación, las opciones de llegar a quienes les interesa lo que yo sé hacer se multiplican. Y con ello las de encontrar un empleo.

Pero es que, además de estas razones, existen las experiencias prácticas. Esas que yo si conozco y que dan una respuesta diferente a la habitual y tendenciosa pregunta de ¿ conoces a alguien que haya encontrado trabajo en Linkedin?

Pues eso, que si, que yo conozco a quien ha encontrado trabajo en Linkedin. Mejor dicho, utilizando Linkedin. Y no, no solo son directivos ni profesionales Tic. El último que he conocido es jardinero.

Es normal que podamos percibir que en Linkedin solo hay un determinado tipo de ofertas, como las de profesiones Tic. Es una cuestión de demanda global, de un mercado en cambio permanente. Mejor dicho, inestable. También en Linkedin.

No quiero desviarme. Quería citar algunos ejemplos recientes en mi experiencia personal. Y eso, solo como ejemplos. Con ello no quiero decir que Linkedin vaya a arreglar nuestros problemas ni que resulte ideal para todo el mundo. Solo son ejemplos de personas que han realizado un uso estratégico de Linkedin y les ha funcionado. Pero no a todo el mundo le sucede, claro.

Como decía, el último caso que he conocido es el de un chico que es jardinero. Hace años que el profesor de un curso le trasladó algo que muchos decíamos antes: si no hay nadie de tu profesión puedes convertirte en el jardinero de Linkedin. El chico era escéptico. Se contruyó su perfil y lo ha venido utilizando generando contactos, identificando ofertas y empresas del sector y posicionándose. Hoy trabaja como jardinero en Mallorca a donde llegó después de que lo contactaran en Linkedin. Su profesor me lo comentaba “oye, sabes aquello de ser el jardinero de Linkedin… pues le funcionó”.

Situaciones similares me han sucedido con profesionales de contabilidad, con comerciales, con profesionales de la exportación… Incluso con profesiones que no suelo ver en esta red, como con una restauradora de arte que en todo 2015 ha recibido la única oferta de su área en Linkedin. Por cierto, su hermano también encontró trabajo utilizando Linkedin.

En estas últimas semanas María, una antigua compañera, ha venido encontrando sus oportunidades como formadora, como insertora y cómo técnica de empleo en esta red profesional. Ella es una de las que siempre me dice, “oye, que si, que a mi me va bien, dilo todo lo que puedas porque en mi caso es de lo que mejor me ha funcionado”.

Empleo, Linkedin y fútbol

Otro ejemplo sorprendente de este año

Son solo algunos ejemplos. Con ellos no pretendo decir que Linkedin es un buen lugar para utilizar a modo de “portal de empleo”. Aunque muestre estos casos, no a todo el mundo tiene que funcionarle igual. De hecho creo que los aportes más importantes de Linkedin tienen que ver con el posicionamiento y con las posibilidades estratégicas de la herramienta.

La búsqueda de empleo suele ser un proceso a medio / largo plazo que precisa de estrategia. Cuanto más estratégico, cuanto más planificado, más opciones de éxito. Y es en este sentido donde Linkedin puede ayudar de forma importante de varias maneras.

Una fundamental es que permite, a poco que completemos nuestro perfil, que este se muestre como uno de los tres primeros resultados para nuestro nombre en cualquiera de los buscadores más habituales. Es decir, estamos diciéndole a quién nos selecciona que “estamos aquí” en términos profesionales de forma rápida y fácil.

Por otro lado, Linkedin nos permite segmentar, estar en contacto con personas y empresas relacionadas con mi actividad, aquellas a las que lo que hago puede interesarles.

Así que Linkedin no es una herramienta que podamos desdeñar con simplismos. Dependiendo de nuestra estrategia podremos utilizarla o elegir otras. Pero eso es muy distinto a lanzarse a ella buscando un efecto milagro o no tenerla en cuenta porque no conozco a nadie que haya encontrado trabajo ahí. Cualquiera de estas dos opciones puede perjudicarnos.

Todo esto me hace pensar que vivimos un mercado laboral complejo en el que precisamos más apoyo e información. Ya no llega con saber mucho de nuestra profesión. Necesitamos saber cómo se mueve el mercado, especialmente en mi área profesional. Aquí Linkedin también puede jugar un papel, pero dependerá de mi red y de mi capacidad de segmentación.

Y precisamos saber cómo utilizar nuevas herramientas para nuestro desarrollo profesional. Se trata de un mercado laboral convulso sometido a cambios radicales. Un mundo VUCA donde la orientación y el apoyo para el desarrollo profesional parece imprescindible.

Quizá aquí Linkedin se quede algo corto. No aporta información específica para el desarrollo profesional y el conocimiento del mercado. Lo hacen las personas y empresas, pero no Linkedin. Cuando menos no de forma importante. Tampoco los portales de empleo. Suelen ser demasiado simples. No responden a la complejidad que enfrentamos en el actual escenario laboral. Así que aún existe un espacio por cubrir, herramientas con ofertas de empleo, información y apoyo a las personas. Aquí aparecen ya nuevas propuestas que hacen de esta necesidad una interesante opción de negocio.

Desde hace unas semanas estoy probando The Muse, una propuesta de un grupo de universitarias que me gusta mucho y que han conseguido un crecimiento notable en el mercado americano. A mayores de oportunidades de empleo, ofrecen servicios de apoyo al desarrollo profesional e información tremendamente útil. Información con valor si uno está buscando nuevas opciones. Quizá por eso triunfen en el mercado americano, un escenario donde la búsqueda de nuevas opciones es constante. En España y Europa esto no era tan acentuado pero la precariedad que sufrimos nos lleva por ese camino.

En definitiva, Linkedin puede ser un magnífico aliado en nuestra búsqueda de empleo y de oportunidades laborales. No la prejuzguemos sin ver qué puede aportarnos. Y no desdeñemos ninguna herramienta en el entorno digital sin antes conocer qué puede hacer por mi.

The Muse

The Muse