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Lo que hay que aguantar buscando empleo

Empleo

Rise the riveter. By Alfred T. Palmer, U.S. Office of War Information. From the United States Library

En orientación laboral siempre decimos ese tópico de que podríamos escribir un libro con lo que las personas nos cuentan. Más que nada por las historias vitales que vamos conociendo. Pero también podríamos escribirlo sobre los procesos de selección que esas personas sufren en su búsqueda de empleo, especialmente las mujeres.

Como orientador laboral ya con cierto bagaje, he conocido muchos procesos de selección y prácticas de reclutamiento injustificables. Unos por su ilegalidad manifiesta, otros por su ineficiencia y muchos por su falta de ética.

Hace tiempo que quería agrupar algunos de ellos pero son tan habituales y numerosos que me resulta complicado. Tampoco querría referirme a generalidades como la falta de profesionalización (y de profesionalidad) de los procesos de selección o la proliferación sin control de ofertas de empleo falsas (se estima que un 25% de las ofertas publicadas en la red son falsas). Así que he pensado en limitarme a mencionar algunas de las discriminaciones y situaciones injustificables que me refieren mis clientes. Lo que sigue son solo tres ejemplos que me he encontrado recientemente que muestran, creo, lo que las personas en búsqueda de empleo deben soportar. Prácticas que campan a sus anchas sin ningún control.

Un primer ejemplo, novedoso, viene de la colaboración público privada en la lucha contra el desempleo. Como siempre trato de aclarar, soy un firme partidario de la incorporación de la colaboración público privada. Lo considero una necesidad apremiante. Pero pienso en algo muy diferente al impresentable proceso que ha tenido lugar en nuestro país.

Las quejas que más me comentan se centran en la falta de tacto (en realidad de profesionalidad) que lleva a citar a personas (por supuesto sin explicarnes ningún para qué) de más de 45 o 50 años con décadas de experiencia y situaciones de largo desempleo a sesiones grupales con personal técnico que no llegan a la treintena y, como mucho, con un par de años de experiencia.

Pero hay más que falta de tacto. Hay situaciones que muestran cómo la colaboración público privada no se ve como una respuesta que busca efectividad en la lucha contra el desempleo. Solo es una oportunidad de ganar dinero sin que las personas importen mucho.

Una de mis clientes (en Vigo), de 42 años con dos hijas y un perfil administrativo con muchas carencias competenciales fue citada en una Ett sin ninguna otra información. Allí, a mayores de repetir algunos de los contenidos que ya trabaja conmigo, le ofrecieron una oferta de empleo. Eso si, en Sevilla. Aquí al lado. Solo a unos 800 kilómetros de distancia. Super apropiado. Justo lo que estaba buscando. Pero, en cualquier caso, ella tuvo que firmar un papel (del que no le dieron copia) conforme le habían mostrado esa oferta y se la habían propuesto. A partir de ahí recibe otras ofertas de empleo en su correo electrónico de forma personalizada. Se presenta de  inmediato pero nada, las ofertas en cuestión llevan días cerradas… Infumable. Inadmisible. Y debería ser sancionable. Pero no pasará nada…

Otra fuente de propuestas insoportables son las ofertas de empleo, casi todas situadas ya en los portales de empleo. Como en su momento comenté en Twitter, la redacción y publicación de ofertas de empleo está fuera de control. Cualquiera puede publicar casi lo que quiera en un portal de empleo sin apenas control.

De ahí que se pueda pedir una “camarera alegre entre 20 y 30 años y que sea legal”. Sin ningún problema el portal de empleo la aceptará y la publicará. Y muchos otros medios (cuentas de Twitter, metabuscadores…) la difundirán de manera exponencial sin aplicar ningún tipo de filtro.

Oferta de empleo real

Una oferta real que deja bien claro la capacidad de quien la redacta

Pero las discriminaciones evidentes o la falta de un mínimo de rigor y profesionalidad no solo se dan en la Cafetería Ole o en portales como trabajos.com. Los cuestionarios que algunas empresas bien conocidas hacen en Infojobs son, a mayores de ineficientes, de una mala educación hiriente.

Un ejemplo que me resulta curioso es el de la conocida cadena Boom. Esta propone en sus preguntas de corte cuestiones como ¿ Cuantas veces en tu vida laboral has estado de baja más de siete días ?

Las pregunta del proceso de selección de Boom

Pero las situaciones insoportables e intolerables se dan también en las entrevistas y en las pruebas. Y ahí querría mencionar un ejemplo, de muchos que se podrían poner, que muestra la habitual discriminación laboral de las mujeres. Concretamente uno que me ha llamado mucho la atención por la dignidad de la protagonista, una cliente muy especial para mi.

María tiene 53 años y una actitud ante la vida y sus dificultades que despierta admiración. Lleva años luchando para superar el desempleo y mejorar muchas otras situaciones. Conmigo comenzó a trabajar tras pasar por un programa de empleo. Como es habitual, después de ese programa pasó muchos meses sin trabajar. Eso si, participar le permitió cierta recuperación económica y adquirir competencias para el trabajo en construcción.

Hace ya un tiempo me contó su experiencia en una prueba de selección para albañil una vez había acabado el programa. La oficina de empleo la llamó para un proceso de selección en una pequeña empresa, para realizar una prueba práctica. Ella fue la única mujer que, junto a cuatro hombres, estaba presente para realizar la prueba.

” El encargado y responsable de la prueba me miró de arriba a abajo y me dijo que no sabía por qué una mujer estaba allí, que el trabajo era para palmear ladrillo al camión, que no iba a poder ser… Le dije que haría la prueba y que me parecía una prueba en la que se podía ver muy claramente quien lo hace más rápido y mejor”.

La prueba consistió en eso, en palmear dos palés de ladrillos (lanzar ladrillos con las manos) a un camión en el menor tiempo posible.

“Fui la que más ladrillos subió. El hombre vino a decirme que fuera la mejor en la prueba. Me contrataba. Y entonces le dije que no. Fue la única vez en mi vida que dije no a un empleo, a uno que me gusta. Pero me sentí muy bien. Volví a casa y me cené unos huevos con patatas que me supieron como un chuletón”.

Un ejemplo, nada más que un ejemplo, de las múltiples discriminaciones que sufren las mujeres en el mercado de trabajo. Pero he querido ponerlo al final por el significado del gesto de María. La satisfacción personal, el grado de control que transmite. Y, claro, por la dignidad del mismo, algo que muchas otras personas pierden con facilidad sin tener razones para ello.

Y es que empresas como Boom o portales como trabajos.com siguen existiendo porque tienen clientes a los que todo esto parece darles igual. Mejor dicho, les da completamente igual.

Nos faltan muchas personas con la dignidad de María. Y nos faltan muchos clientes que afeen las conductas de las empresas o, directamente, dejen de usar sus servicios y comprar sus productos allí dónde estas cosas se producen. Y nos falta una administración que vele para que el dinero público se gaste con eficiencia y por la calidad d elos servicios que presta a sus ciudadanos.

Casos como estos que menciono son bien conocidos por cualquiera que haya pasado por un desempleo de cierta duración. Existen en la más evidente impunidad, sin que nadie haga nada. Amparados por el silencio complice que parece asumir que esto es normal, tolerable o irremediable. Yo creo que, como hizo María, tenemos muchas oportunidades de defender nuestra dignidad y de decir que no. Ya sea como clientes, ya sea como personas en búsqueda de oportunidades de empleo, podemos hacer muchas cosas por cambiar todo esto. Porque no, no todo vale.

Los nuevos datos del mercado de trabajo y los problemas que enfrentamos

Tasa de actividad del mercado de trabajo español

Tasa de actividad.

Con la última Epa de 2016 contamos ya con datos suficientes para hacernos una idea de cómo parece estar evolucionando nuestro mercado de trabajo. Cuando menos para tener una idea aproximada de cómo se comporta el empleo y los problemas que enfrentamos. Aunque esto debemos hacerlo siempre con mucha prudencia. Los números, las estadísticas y las encuestas son interpretables. Incluso hay casos en los que los datos resultan contradictorios. De hecho esta última Epa presenta diferencias demasiado grandes entre los datos de ocupación y los datos de afiliación…

En cualquier caso no es mi intención hacer un pormenorizado análisis de economía aplicada. No es mi campo. Solo apuntar lo que el mercado laboral parece mostrarnos en este inicio del 2017 y con ello señalar algunos problemas y algunas propuestas. Y es que, desde mi punto de vista, se observan cambios significativos. Algunos más esperados que otros.

Por una parte se constata una preocupante bajada de la población activa (127.800 personas menos en el conjunto del año) y la tasa de actividad sigue sin crecer. Es más, baja ligeramente. Por otro se apuntan datos realmente positivos. El desempleo se ha reducido en 541.700 personas en un año. Una cifra realmente importante. Y, aunque los ingresos por cotizaciones no han llegado a lo que el gobierno esperaba, parecen mostrar un crecimiento robusto. Este es uno de los mejores datos que podemos esperar. Los ingresos por cotizaciones sociales de las cuentas de afiliación de quien tiene empleo se acercan a nuestros mejores datos en el año 2009.

 

Empleo y cotización

 

Esto habla, en principio, muy bien de la cantidad y del tipo de empleo que estamos generando. Aunque con la constante guerra de cifras y las múltiples interpretaciones de las mismas uno nunca sabe… Además, tampoco debemos dejar de lado otras cifras que se mantienen insoportables. Las de los hogares donde todas las personas están en desempleo, por ejemplo. Su número ha bajado pero el problema persiste: 1.387.700. familias tienen a todos sus miembros en desempleo.

En general, independientememte de los datos gubernamentales y de las previsiones más optimistas, la situación es mejor. Incluso en mi propia experiencia profesional empiezo a vislumbrar opciones en lo que hasta ahora era un escenario absolutamente inmóvil. El páramo desértico que ha sido nuestro mercado de trabajo en los últimos años da serias muestras de haber cambiado.

Aún así el mercado laboral mantiene algunos problemas preocupantes. Fundamentalmente porque se están convirtiendo en crónicos. Muchos hemos dicho hace tiempo que cuando el mercado laboral se fuera recuperando (que a pesar de lo dicho, no está conseguido, solo en proceso) habrá situaciones que no mejorarían. Y es que el mercado laboral español tiene problemas que son independientes del crecimiento del PIB y que, en mayor o menor medida, se han presentado hasta en tiempos de bonanza.

A pesar de los buenos datos estamos en una situación en la que empiezan a aparecer monstruos que algunos anticipábamos, concretamente el de tener que convivir con altas tasas de desempleo. Y es que ya contamos con estimaciones oficiales que situan nuestra tasa de desempleo estructural en el 16%. Una barbaridad a la que estaríamos acercándonos. Yo espero que esto no sea así. Confío en el mejor de los escenarios. Pero, aún en este, creando 500.000 empleos al año (una burrada) podríamos plantarnos en 2020 con una tasa del 12% de desempleo, con veinte millones de personas trabajando y dos millones sin empleo.

Llegar a bajar esta tasa de desempleo estructural pasa por enfrentar algunos de los grandes problemas tradicionales. Podríamos mencionar unos cuantos, pero yo me voy a limitar hoy a señalar tres junto con alguna propuesta que pienso podría contribuir positivamente a corregirlos. Problemas concretos y específicos en los que, creo yo, deberíamos concentrar los esfuerzos de las políticas activas de empleo: El desempleo de larga duración, la temporalidad y la situación de las personas con discapacidad.

He hablado del desempleo de larga duración muy recientemente por lo que no voy a extenderme. Solo señalar que este es, de los tres fenómenos que señalo, el más novedoso. Cuando menos en las cifras que presenta. La mitad de nuestro desempleo es de larga duración (2.153.400 personas, el 50,82%). Y nunca habíamos tenido tantas personas en desempleo por más de dos años. En concreto hay 1.603.000 personas que han trabajado en algún momento pero que ahora llevan más de dos años en desempleo.

En 2016 hemos vuelto a reducir las cifras de personas desempleadas de larga duración (83.900 personas menos) pero resulta claramente insuficiente. Dadas las complejas características de la crisis, que se enmarca en el cambio hacia una sociedad digital, era predecible. Nos enfrentamos a un problema que precisa de programas específicios con respaldo individualizado y oferta formativa. Y cierta paciencia pues no se adquieren competencias ni se revierten este tipo de situaciones en un mes.

La temporalidad, en cambio, es algo que ha ido en aumento hasta llegar a las inaceptables cifras que presenta en este momento. En mi provincia, en Pontevedra, las cifras de contratación en el año 2016 muestran más de un 94% de temporalidad en el total de contratos celebrados.

Contratación laboral Pontevedra

Contratos y temporalidad. Pontevedra 2016. Fuente: Servicio Público de Empleo

Además, la temporalidad ha ido ganando en brevedad. El 25,7% de los contratos firmados en 2016 fueron de menos de una semana. Y el 47,6% fueron de menos de tres meses.

Para explicar o justificar las altas tasas de temporalidad en España hemos escuchado argumentos de lo más variado. Desde que se debe a la propia naturaleza de nuestra estructura económica hasta que se debe a las subvenciones de las distintas administraciones públicas. Pero ninguna de estas cuestiones parecen ser ciertas.

Yo creo que, como afirma el profesor Manuel Alejandro Hidálgo Pérez, la temporalidad solo se reducirá cuando los costes de despido entre temporales y fijos sean los mismos. Quizá es momento de recuperar ideas que nos lleven por este camino.

Temporalidad

 

La situación de las personas con discapacidad en el mercado laboral español también muestra cifras terribles. Según los datos del informe específico que elabora el Ine (2015) la tasa de paro es del 31%. Los periodos de bonanza solo han supuesto pequeños avances, nada realmente significativo con lo que congratularse.

Desde el Cermi se han hecho propuestas de forma constante. Yo me voy a limitar a volver a mencionar algo que también el Cermi señala de manera insistente, la necesidad de cumplir la ley. Solo con que las grandes empresas cumplieran la ley que obliga a contratar personas con discapacidad ya se darían pasos significativos en esta cuestión. Pero el caso es que, aún incumpliendo la ley, se les premia con contratos públicos.

Con todo esto solo quería señalar tres aspectos concretos que me parecen casi como tradicionales en nuestro mecado de trabajo. No querría dar a entender que estos son los únicos. Ni siquiera los más importantes. De hecho, como he menifestado muchas veces en este espacio, creo que el mercado de trabajo enfrenta sus problemas más serios en su vertiente social. La caida demográfica y las propias características de la sociedad digital generan un mercado laboral bien distinto al que conocíamos hasta ahora.

El mercado de trabajo que dibuja la sociedad digital no permitirá a muchas personas salir de la pobreza. En España hay casi seis millones de personas cobrando el Salario Mínimo Interprofesional o menos. Y a ello hay que sumar que la temporalidad ha venido para quedarse. El de la sociedad digital es un mercado con una gran cantidad de trabajadores que se contratan de forma puntual, independientemente de las características de la contratación. Frente a esto o articulamos medidas como la renta básica universal, o será muy complicado que el empleo por si solo pueda garantizar un proyecto de vida.

Mientras, España seguirá siendo medalla de plata de la desigualdad europea. Por muchas razones, no solo por su mercado de trabajo, pero este contribuye claramente a ello. Y la desigualdad contribuye a la pobreza.

Contrato de formación y certificados de profesionalidad

ApprenticeshipsEn este año 2016 el uso del contrato de formación ha sufrido una drástica disminución. Un bajón que no sorprende. Incluso podríamos decir que era de esperar. Tal y como se ha publicado en distintas fuentes hay más de una razón que lo justifican.

No pretendo señalar todas esas razones ni hacer una valoración completa y profunda del contrato de formación. Solo quería referirme a algunos de los cambios experimentados en el mismo desde el año pasado. Y entre esos cambios, concretamente, al papel de los certificados de profesionalidad pues parece que se se han convertido en un condicionante demasiado rígido.

Creo que el contrato de formación tiene mucho que aportar al mercado laboral español. Pero en lo que refiere al aprendizaje profesional, a los puentes que debemos tender entre las empresas y las personas que se incorporan al trabajo, es momento de multiplicar alternativas. Es momento, o a mi me lo parece, de buscar más soluciones a nuestros problemas de cualificación.

De entre los programas de acceso al mercado de trabajo que conozco a mi me gusta el programa británico de Apprenticeships ( de ahí la imagen de la cabecera ). En especial porque implica a las empresas. Estas deben invertir en las personas (que cobran el salario mínimo que les corresponde) pero juegan un papel acreditador de la formación que, en términos generales, asume el gobierno. Algo similar pasa en Alemania. Las empresas se implican y se responsabilizan de todo lo relacionado con la formación de aprendices.

Es decir, las empresas son las verdaderas protagonistas, junto a las personas, erigiéndose en las entidades que refrendan el saber hacer aprendido. Y, al margen de que a mi me guste el modelo por estas y otras características, la cuestión es que da resultados. En seis años han creado casi tres millones de puestos para aprendices. Esto es lo que parece estar en tela de juicio con nuestra propuesta más conocida y usada, los contratos de formación.

Hasta el año pasado nos quejábamos de que las nuevas regulaciones del mismo lo habían convertido en un un claro elemento de precarización de los jóvenes en el mercado de trabajo. Y los resultados parecían confirmarlo. A veces de forma extrema.

Contratos de Formación 2014

 

 

 

 

El caso es que para solucionar esto el Ministerio de Trabajo preparó una respuesta contundente. Buscaron una mayor regulación del uso del contrato de formación. Para ello se centraron en conseguir el objetivo formativo. Trataron de acabar con la disparidad de contenidos o con que cualquier trabajador pudiera tutorizar.

Es decir, contra el extremo del vale todo con tal de que un menor de 30 años trabaje nos vamos al otro lado: nada que no esté en los certificados de profesionalidad podrá justificar un contrato de formación.

Pero, claro, las exigencias de los certificados de profesionalidad son altas. Se trata de herramientas muy rígidas con normativas y exigencias claras y de muy difícil cumplimiento para las empresas. Entre ellos la obligación de contar con un centro homologado.

Algunos de esos requisitos son muy difíciles de cumplir, incluso imposible en muchos casos. Hoy en Galicia es muy complicado generar un contrato de formación para incorporar (y formar) a una persona como camarera de pisos. No existe ningún centro homologado para dar esta formación. Y la respuesta que he escuchado es que esa opción no es necesaria en hostelería, algo que no deja de sorprenderme…

A mayores existe otro problema. Muchas veces el certificado de profesionalidad de aquello en lo que queremos formar no existe. Tenemos 583 certificados de profesionalidad (y 664 cualificaciones profesionales), pero, obviamente, esto  no cubre todo el espectro competencial del mercado laboral.

Y es que la formación, los certificados concretamente, llegan tarde. Han sido y son instrumentos necesarios para homogeneizar los contenidos y prácticas formativas y para evitar un escenario de “todo vale”. Pero deben utilizarse como tal, no como herramientas que encorseten las posibilidades de adaptación de los jóvenes al mercado de trabajo. Debemos multiplicar los puentes que establecemos entre las personas y el trabajo, no limitarlos.

Y es que… así nos va. No solo tenemos un desempleo juvenil altísimo, incluso frente a otros países de nuestro entorno que también sufren este fenómeno. Tampoco tenemos instrumentos efectivos en el mercado para solucionarlos.

Algunas cifras del desempleo juvenil en el mundo

Algunas cifras del desempleo juvenil en el mundo.

Como decía al principio, no quería repetir en este artículo lo que se ha venido diciendo en muchos otros durante los últimos meses. Y tampoco querría limitarme a señalar lo que no funciona. Todo lo contrario. Me gusta pensar en alternativas, más allá de las posibilidades de modificación en los mismos contratos de formación.

Así que prefiero acabar con una propuesta que siempre me ha gustado: la cartilla profesional. Es algo que existe, con distintas acepciones, en otros estados. Un ejemplo puede ser el de Brasil y su CTPS, la Carteira de Trabalho e Previdencia Social. En el marco de la UE, Alemania la ha utilizado en la construcción, cuando menos hace unos años.

De forma similar a otros países como el nuestro el mercado laboral germano se divide entre profesiones reguladas (precisan una titulación obligatoria como podría ser abogado) y profesiones no reguladas. En estas últimas la titulación es, obviamente, de utilidad pero no es obligatorio tenerla en su totalidad. En esta área se encontrarían lo que en España conocemos como oficios. Por ejemplo, el de pintor. Alemania, como el resto de países europeos se ha embarcado en diferentes procesos para establecer un marco de competencias que, posteriormente, pueda ser homologable o equiparable al EQF, el marco Europeo de las cualificaciones. Pues bien uno puede formarse como pintor en Alemania. Pero también puede ir aprendiendo el oficio.

Implementar la cartilla profesional sería una medida muy barata que solucionaría varios problemas. El primero, el de la participación de las empresas y la validez (el valor) que las mismas le dan a la formación. El segundo el de incrementar las opciones que las personas tienen de mostrar lo que saben hacer. Especialmente, las personas más jóvenes y las menos cualificadas en las estructuras formales.

Y aquí lo dejo. Desde mi punto de vista hay opciones por explorar. Yo espero seguir hablando de las que aporta esta idea de la cartilla profesional.

 

CTPS

CTPS