Sobre la brecha de competencias

They’re Hiring. By James 2. Licencia Creative Commons

Hace  ya un tiempo mantuve una conversación en Linkedin con un activo e implicado compañero, Pedro Valero, sobre lo que suelen denominar “brecha de competencias”. Es decir, sobre la supuesta falta de personas cualificadas para cubrir los puestos que las empresas precisan.

La conversación partía de un interesante artículo cuyo título creo que puede compartir cualquiera que haya trabajado en labores de intermediación: Los trabajadores no están poco cualificados es que las empresas no saben lo que quieren.

El debate sobre la falta de personas para cubrir puestos viene de largo (también en relación a la denominada sobrecualificación, un concepto que se me atraganta). Más que debate, una polémica que consultoras y grandes empresas han alimentado siempre a modo de queja y que se ha hecho más presente al hilo del impacto tecnológico de las últimas décadas.

Algunos economistas, con Paul Krugman a la cabeza, combaten esta idea desde hace años. Krugman la denomina una de esas ideas Zombie, una idea que la evidencia debería haber eliminado (en estos tiempos post crisis de forma especial, dadas las tasas de desempleo en USA ) pero que se niega a morir.

Y es que, como bien dice, los “gaps” de competencias nunca pueden ser muy grandes: los cambios tienen un ritmo similar en las personas y en las organizaciones. Además, si esa escasez de trabajadores para determinados empleos fuera real, las empresas se verían obligadas a pagar más por ellos. Pero, y eso si que es evidente, los sueldos no suben.

En cualquier caso, aceptemos que existen vacantes que no pueden cubrirse mientras hay personas que buscan empleo y no lo encuentran. Frente a esta situación una empresa puede hacer, fundamentalmente, dos cosas. Una primera la mencionada de pagar más por aquello que es escaso. La segunda sería recurrir a la formación. Pero para ello es necesario entender la formación como una inversión.

En este útimo caso, en España la empresa tendría distintas opciones para que esa inversión fuera menor, desde la formación bonificada hasta las posibilidades que da la contratación (el contrato para la formación y el aprendizaje o el contrato de relevo, por ejemplo) pasando por distintas lineas de subvenciones que ofertan las comunidades autónomas o programas concretos.

Pero estas, me temo, no son las respuestas habituales. El discurso de la brecha de competencias tiene otras derivadas. Por un lado constituye un ataque constante a la educación pública, especialmente a la universitaria. Por otro, a los trabajadores que resultan responsables de su situación de desempleo al no contar con esas competencias.

Con todo, hay una cuestión que resulta incontestable: A más formación más opciones de empleo. Independientemente del mercado laboral o de la situación de éste, de crisis o de bonanza, la formación es la mejor respuesta contra el desempleo. A más formación más capacidad de adaptación. Y con ello, más posibilidades para responder a las nuevas necesidades que van surgiendo en el mercado de trabajo. Esta es una de las razones por las que hablar de sobrecualificación no tiene sentido.

El problema es bien otro. Porque, efectivamente, muchas personas tienen problemas de acceso a empleos mínimamente cualificados al carecer de algunas habilidades básicas. Por ejemplo, las que se mencionan en el artículo (las lecto escritoras) que hoy se ejercen en un entorno digital. Esto suele resultar una condena para una parte importante de la población. De hecho aún cuando se crea mucho empleo, este ya no soluciona la situación de las personas con menos formación.

Las personas mejorarán sus opciones de empleo adquiriendo las competencias que  sabemos son fundamentales para el trabajo y para la sociedad en la que vivimos. En la de hoy, cuestiones como ser capaz de comunicar o proporcionar respuestas nuevas a las inestables demandas de los clientes, resultan fundamentales.

Reducir el abandono escolar y aumentar el número de personas con formación media o estudios superiores siguen siendo las mejores acciones contra el desempleo. Esto no va a evitar que posiciones con cierta exigencia técnica estén vacantes. De hecho, esto pasa. No es más que la ley de la oferta y la demanda, que además influye de manera determinante en las condiciones laborales de los empleos, cualificados o no. Para eso las empresas pueden tener respuesta, siempre que tengan claro lo que precisan algo que no siempre es así como ya he comentado aquí.

Pero se puede hacer más a mayores de aumentar el nivel educativo de la población en la formación formal. Yo señalaría dos cuestiones de forma rápida.

Una primera tiene que ver con la oferta formativa en el ámbito de las políticas activas de empleo. En este ámbito es necesario contribuir a la formación general de base y a la adquisición de competencias digitales. Y sigue sin hacerse. Por ejemplo, la Garantía Juvenil incluía la posibilidad de fomentar escuelas de segunda oportunidad, pero esta no ha sido una opción muy utilizada. Además, las empresas deberían ganar presencia y protagonismo en todas las opciones formativas en este campo.

Una segunda sería reducir la discriminación que sufren muchas personas en los procesos de selección. En este momento en España esta discriminación está afectando de forma importante a las personas de más edad. Eso que ya se llama edadismo y que está dejando a tantas y tantas personas válidas fuera del empleo. Esas personas que podrían cubrir muchas de las vacantes que parecen existir.

Prejuicios como ese no siempore son fáciles de controlar aunque con compromiso y conciencia se puede hacer mucho por matizarlos o minimizarlos. Y es momento de hacerlo porque no sé si podemos seguir permitiéndonos dejar a las personas de más edad fuera del mercado de trabajo. Un tema que precisa un artículo específico.

3 reflexións sobre “Sobre la brecha de competencias

  1. Adolfo Neira

    y diría más, en sectores maduros como metal, automocion, naval…. según ellos falta mucha gente pero me da la sensación que los salarios se han reducido. No tengo datos objetivables aunque a juicio de varias personas que conozco sería fácil de justificar. Y si el camino que nos marcamos es competir en mano de obra barata, no tenemos nada que hacer contra Asia (y africa). Ese no puede ser el camino. Otro elemento importante será justificar a la UE como dejamos fondos para formación sin ejecutar (estamos hablando de miles de millones) y como no introducimos ningún programa novedoso en las políticas activas de empleo (obradoiros de garantía juvenil de 6 meses tienen poca justificación técnica). No quiero hacer comentarios en tono pesimista, el diagnóstico es l primer paso para encontrar la solución. Excelente artículo alberte

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    1. XAlberte Autor do artigo

      Gracias Adolfo. Por tus palabras y por tus aportes siempre tan enriquecedores. Sabes que coincidimos. Aunque algún día me tendrás que explicar con calma como hacen para justificar los fondos europeos. En la Garantía Juvenil, un programa en el que el Servicio Público de Empleo no es un protagonista principal, cuando menos en su nacimiento, ese organismo justificó el año pasado más de la mitad del gasto. Creo poder apuntar como lo hacen, pero no deja de sorprenderme. Igual que año tras año me quedo atónito de cómo Galicia y otras comunidades autónomas devuelven fondos europeos de empleo ¿ Cómo lo hacen ? ¿ Por qué no pasa nada ? ¿ Por qué nadie pregunta ? ¿ Por qué los renuevan ? ¿ Cómo, tal y como apuntas, podemos decir que hay carencias competenciales y devolver fondos de formación ?

      Efectivamente, no se trata de ser pesimista. Se trata de identificar problemas y poder aportar soluciones. En este campo son beneficiosas para todos.

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  2. Adolfo neira

    Se llama caja única. Hay una gran diferencia entre lo que se presupuesta y lo que se ejecuta (y sino que se lo pregunten al ave gallego). En formación ha existido un trasvase hacia ayudas directas a la contratación (si justificación desde mi punto de vista) y otros incentivos a la empresa/empresario. Como si fuera lo mismo!!!! La empresaria no contrata si no lo necesita realmente, los costes laborales son cada vez más importantes pero como bien es medicad en tu artículo, la empresa contrata personal no por ser barato sino porque aportan valor (o debería de ser así)
    Espero que Bruselas, algún día, tome cartas en el asunto pero mucho me temo que la UE tiene otros quebraderos de cabeza.

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