Digital nomads, las nuevas formas de trabajar y la polarización del mercado laboral

Digital NomadsUn artículo de Techcrunch sobre digital nomads y la guerra por el talento en distintos países me ha vuelto a mostrar la polarización que se está produciendo en el mercado de trabajo global. En lo que refiere a la guerra por el talento de los distintos países, el artículo no resulta novedoso. Salvo necios como Trump todo el mundo entiende que contar con los mejores profesionales o aquellos que pueden aportar en términos innovadores, vengan de donde vengan, es positivo. Así lo han entendido siempre las grandes potencias. Ahora Canadá aprovecha las medidas de Trump. Pero los países poderosos siempre han dado facilidades para que quienes destacan puedan trabajar en ellos. De ahí que uno de los grandes problemas de los territorios más pobres también sea ese, la descapitalización de su talento. Existen numerosos y tristes ejemplos de esto, alguno bien cercano.

Incluso China, el país que hoy lidera el planeta en muchos aspectos, lleva tiempo realizando grandes esfuerzos para llevar de vuelta a casa al talento emigrado. Y también buscan académicos de primer nivel de cualquier nacionalidad con el famoso Plan de los mil talentos puesto en marcha en 2008.

Como digo, hasta aquí, nada nuevo. Lo que si me parece más novedoso es comprobar cómo esos perfiles altamente cualificados, los digital nomads, no se limitan a fijar su residencia en un lugar más o menos atractivo. Y eso que tienen capacidad para ello, pues pueden comparar y elegir.

Lo que parecen mostrar estos profesionales es una motivación intrínsica por ir allá dónde existan propuestas de interés. Los digital nomads pueden fijar su residencia en un lugar, pero parecen moverse por proyectos que pueden ser a largo o medio plazo y en distintos países. Y eso les resulta tan atractivo que han aparecido herramientas como Jobbatical para mostrarles ofertas interesantes en cualquier lugar del planeta.

En este contexto, las tradicionales estrategias de atracción no serán suficientes para gobiernos, administraciones, empresas o instituciones. Hasta ahora no era difícil competir en universidades de países desfavorecidos o sin recursos. En los países más poderosos la atracción de talento se ha basado en salarios, beneficios fiscales, contratos de poca vinculación o beneficios sociales.

Pero, por lo que podemos ver, en este escenario será necesario ir algo más allá para atraer ese talento altamente cualificado. En este sentido, el ejemplo de Estonia con su propuesta de e-Residencia es, quizá, el más conocido y referenciado.

Hace unos años decidieron crear una nueva categoría de ciudadanos, los e-residentes. Cuentan con una identidad digital con su propia ID card y disfrutan de ventajas y facilidades para crear una empresa y así ejercer profesionalmente allí.

E-Residence

 

Visité Tallín en 2015. Me pareció un lugar apasionante. De esos que transmiten las ganas de cambiar y hacer cosas. Mucha gente joven deseando hablar con todo el mundo y una actividad económica y cultural incesante que no estaba esperando a que la administración correspondiente hiciera algo.

Puede que ese contexto sea necesario para que surjan proyectos como el de la e-Residencia. No lo sé. Lo que si sé es que la propuesta me parece una de las mejores apuestas que un país puede dar para garantizar la inclusión digital de sus ciudadanos y, a la vez, convertirse en referente mundial para digital nomads. Un verdadero polo de atracción para quienes están interesados en “cambiar el mundo”.

Tal y como un día le oí decir a Genis Roca, en el entorno digital uno es de dónde puede participar. Estonia da pasos en esta dirección. Hoy es el referente mundial de las nuevas relaciones entre un país y los trabajadores o ciudadanos, el referente en cómo situar un país en el entorno digital.

Otra opción que parece consolidarse es el trabajo en remoto. La red trajo consigo esta posibilidad que hoy parece casi obvia para algunos empleos. Y no solo para los que están relacionados directamente con la tecnología. Así lo demuestran en Remote OK, uno de los principales recursos para encontrar empleo en remoto, con un millón de personas buscando oportunidades (Hace unos días tenían 27.650 ofertas). Ahí cuentan con una sección de ofertas NonTech Jobs que suele mostrar cerca de 2.000 posiciones abiertas.

Paralelamente, en este mismo escenario de trabajadores buscados, de Digital nomads y trabajadores en remoto, seguimos viendo grandes migraciones. Como siempre ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad, las personas siguen yendo de territorios pobres a países ricos. Y continuamos asistiendo al dantesco espectáculo de la explotación y el tráfico de personas, al esclavismo.

De hecho muchos países en oriente medio, Europa del este, África o Asia siguen con prácticas esclavistas. La situación de las empleadas domésticas en los países árabes, los trabajadores traídos para construir los estadios para el mundial de Rusia o para el de Catar, la venta de personas emigradas en las costas mediterraneas y otros atropeyos indignantes son ejemplos de una lista que podría ser muy larga.

En el polo opuesto a Estonia, las leyes y normativas de muchos países representan esa dicotomía de la que hablo. En ellos es legal que las personas no puedan cambiar de empesa y que estas retengan sus pasaportes. Omán, por ejemplo.

Hay quien aún piensa la globalización en los términos definidos antes de la aparición de la red. Pero el escenario no es el que preveíamos, concretamente para el mercado laboral. Es mucho más complejo. Eso si, sigue mostrando una polarización cada vez más acentuada que está caracterizando el mercado laboral de la sociedad digital en la que vivimos.

 

Foto de cabecera de Britt-knee bajo licencia CC

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2 reflexións sobre “Digital nomads, las nuevas formas de trabajar y la polarización del mercado laboral

  1. Adolfo Neira

    Excelente articulo, como siempre. No se como evolucionará el futuro pero me preocupan mucho las relaciones laborales a medio0 y largo plazo. Siempre pensé que desde un punto de vista estrictamente empresarial, la empresa maximiza sus resultados con una estructura mínima (CF) y el máximo posible en variable. La tecnología así lo va a permitir. Pero también creo que bajo ese paraíso de “trabaja donde seas feliz” se esconde un entorno laboral, altamente competitivo, que dejará por la cuneta a los trabajadores menos cualificados o aquellos que nos han capaces de cumplir con esta enorme exigencia y adaptación, en especial a los mas mayores. Y llegados a este punto ¿en que país se harán cargo de los “despojos laborales”? 🙂
    me quedo con la posibilidad de viajar y trabajar, eso si está bien.
    Un abrazo

    Responder
    1. XAlberte Autor do artigo

      Excelente es tu aportación. Certeras como pocas. Y es que no se me ocurre una palabra mejor para describir las sensaciones que muchos tenemos sobre el futuro del empleo a medio plazo: preocupación.

      Entre debates sobre la automatización o sobre las posibilidades de generar más empleo en el futuro a medio plazo creo que nos estamos olvidando de darle una respuesta a quienes se quedan fuera. Una respuesta como sociedad. Aunque también cabe la opción de que haya quien no se olvida pero le resulte interesante (y puede que rentable) mantener a una parte importante de la población temerosa de su futuro y de otras inseguridades.

      Como bien dices, las empresas tratan de maximizar sus resultados con la menor estructura e inversión posible. Y no podemos pedirle a las empresas que piensen fuera de esta lógica empresarial. Podremos llegar a pedirles más rentabilidad social u otros compromisos, pero si no piensan en términos de rentabilidad, no serán empresas.

      La cuestión es que eso (y otras cuestiones que ocuparían demasiado) dibuja un escenario en el que será preciso resolver algunos interrogantes que antes no nos planteábamos. Entre ellos está el que señalas, el de cómo las personas que sufren los primeros impactos de la digitalización se van a mantener en el mercado laboral. Y si no es posible que se mantengan, ¿ cómo van a pagar sus facturas ?

      Quizá, desde mi punto de vista, es necesario empezar a pensar en valorar el concepto del empleo más allá de esa visión de respuesta a las necesidades generadas por empresas. O, incluso, empezar a valorar si el empleo (el trabajo) es la única y principal forma de crecer social y personalmente.

      En todo occidente los ingresos por actividades financieras han ido siempre en aumento, algo que no le ha sucedido a los salarios. Además muchas actividades pierden valor casi de repente sin que las personas puedan responder al cambio. En España, y en otros países, nunca hemos tenido tantas personas con contratos a tiempo parcial no deseados. Es decir, aunque el desempleo baje, la pobreza aumenta (Escocia, UK, Alemania, España…).

      Con todo, no querría posicionarme ni dar respuestas simplistas a problemas tan complejos. En lo que si me posiciono es en la necesidad de pensar y planificar una respuesta como sociedad. En Suecia (si, siempre los mismos, pero es lo que hay) se lo han planteado. Han creado un programa específico con la participación de todos, sindicatos, empresas, organizaciones… para enfrenatr el problema del impacto de la digitalización, para tratar de pasar de una sociedad industrial a una digital con el menor perjucio posible para todos.

      Y esto es lo que yo echo de menos. No hay soluciones mágicas. Probablemente la realidad siempre será diferente a lo que podamos pensar. Pero no será lo mismo que nos coja habiendo pensado, planificado y realizado propuestas, que esperando a que el tiempo pase mientras sube la pobreza y la precariedad. Es más, mientras se implementan medidas que no hacen más que aumemntar esa precariedad.

      Hagamos algo importante, que va tocando.

      Es un verdadero lujo que aportes aquí. Muy agredecido Adolfo.

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